Por Daniel Bermúdez Boza, @daniberblog

Hace unos días tuvo lugar el tan esperado debate a cuatro de los candidatos a la presidencia del gobierno de España. Y del mismo se sacaron muchos análisis, cada medio el que le dio la real gana, eso sí. Sin embargo, algunas circunstancias marcaron un eje común en todas esas conclusiones.

Por un lado, todos coincidieron que el debate lo perdió Pedro “El Guapo”, aunque “guapo a secas”, como el mismo se definió en un programa de televisión que dura dos días y una noche. Quizás esto no sorprendió mucho, ya que cada día parece más evidente que el líder socialista ya respira por las heridas. Al soldado Sánchez le están pasando factura tanto el desgaste externo de estos meses de desgobierno como el de su propio partido.

Otro aspecto común en las reflexiones es que ni siquiera los medios de comunicación populistas afirmaron que Rajoy perdiera el debate. Cosa rara cuando los llamados podemitas le acusan de todo el mal de lo humano y lo divino. Le acusaron siempre menos en el debate, eso sí.

Y por último, todas coincidieron en que Albert Rivera no solo no quedó en último lugar, sino que incluso se podría considerar ganador en muchos aspectos. Es decir, Rivera se ha hecho mayor de edad.

En el debate se vieron como el candidato socialista y comunista parecían cansados. El primero, Sánchez, no participa; y el segundo, Iglesias, se reserva solo para la tele y poco más. Ambas reacciones son consecuencia de dicha extenuación.

Por otro lado, en cuanto a Rajoy, la mitad de los medios determinaron que el líder de los populares fue el vencedor del debate. Y es que Pablo no le atacó y Sánchez pues…  creo que aún no sabe que estuvo por allí. Y eso hizo que Mariano se creciera, y salvo Rivera, nadie pudo contrarrestar sus intervenciones.

En cuanto al líder de Ciudadanos, lo acusan de acusar. Todo el mundo se sorprendió de que repartiera a izquierda y derecha, quizás por eso de que Ciudadanos se ubica en la centralidad. No cabe duda de que los espectadores esperaban al Albert de diciembre, sí, aquel amigo de todos, que finalmente fue suciamente traicionado por todos en campaña. Esperaban al Rivera que ponía la otra mejilla. Pero no fue así, y el líder del partido centrista se puso los guantes de trabajo y repartió a diestro y siniestro para sorpresa y nerviosismo de sus adversarios.

Rajoy veía como ya no sólo tenía dos problemas (Sánchez e Iglesias) sino que tenía tres. No cabe duda de que si Rivera no hubiera estado al nivel que estamos hablando, Rajoy se hubiera llevado el debate casi sin despeinarse, ya que Sánchez ni está ni se le espera y a Iglesias se le acaban los argumentos, si es que los ha tenido alguna vez.

Sánchez, que parecía más un espectador con entrada vip al debate que uno de los candidatos, giraba la cabeza de un lado al otro cual arbitro de tenis. Las veía pasar y apenas tuvo oportunidad de entrar a jugar. El hombre de hielo o el hombre columna son algunas de las denominaciones al líder socialista en las redes.

Mientras, en la capital hispalense, Susana Díaz, sentada, veía atónita cómo el delantero de su equipo ni siquiera tiraba a puerta. Sin duda, la sensación que tiene la afición socialista es similar a la de cualquier equipo de fútbol que observa cómo el partido se va perdiendo y lo que hay en el banquillo es mejor que lo que hay en el campo.

Y por último tenemos a Pablete, quizás era el que más se alucinaba de la cantidad de verdades que le arrojaba el líder del partido naranja. La respuesta de Iglesias no era otra que la de alzar los brazos con aspavientos propios de alguien que no está acostumbrado a que le saquen los colores. Aturdido mientras no hacía más que buscar en su libreta una frase o una nota que le sacara del apuro, que parecía no encontrar nunca.

Muchas voces son las que han lanzado la pregunta retórica sobre qué hubiera pasado si Rivera hubiese cumplido los dieciocho hace seis meses. Seguramente los españoles hubieran visto a Albert como un líder más sólido, capaz tanto de dialogar como de sacar los dientes cuando es necesario. Un líder que quizás es el que esperan los españoles. Un líder joven y preparado, pero también que desprenda esa sensación de caballo ganador, y que garantiza que sean cuales sean los retos de este país se sabrán afrontar.

Ciudadanos y su líder han cumplido la mayoría de edad, y eso puede ser bueno saberlo para los votantes que tienen cita el próximo 26J. Albert Rivera y los suyos se han puesto serios en estos seis meses de desgobierno. Cogieron el toro por los cuernos, y están dispuestos a hacerlo de nuevo. Y esto, el ser valiente y responsable, no puede ser perjudicial para un país, sino todo lo contrario.

Estamos seguros que juntos, con lo mejor de cada equipo, este país podrá salir adelante. No caigamos en errores de personalismos y apostemos por España.