El fútbol como la vida misma
Por José María Cámara Salmerón
En estos días en los que la Eurocopa de fútbol centra todas las miradas del mundo, algunos de los países que tienen a sus selecciones en dichos campeonato no hacen sino jugársela en un partido que dura un día. Son tres los partidos en los que se juega al todo o nada. En un caso un partido opta a la prórroga, mientras que los otros dos se lo juegan a vida o muerte, en uno de estos partidos el que el equipo que gane hará ondear la bandera de su victoria en azoteas tan famosas como las del Big Ben, el Puente de la Torre o la Abadía de Westminster, mientras que en el otro se habrán salvado la vida de sus ciudadanos.
Inglaterra, dirigida desde los banquillo por un líder de armas tomar como es el veterano Roy Hodgson, camina, hasta el momento, por la Eurocopa haciendo partidos de calidad y duda ante la portería del contrario, tres goles a favor, dos encajados. Sorprende el talento del joven jugador del Tottenham, Delle Alli, que con apenas veinte años lidera la selección de su país, sobreponiéndose a estrellas como Rooney o Sterling. De igual manera que la selección tiene su líder, el ideario de permanecer en la Unión Europea también tiene a su líder, aunque de manera póstuma: Jo Cox, diputada del Partido Laborista y firme defensora de la permanencia de Inglaterra en la UE, defensa a ultranza que le hizo perder la vida en recientes fechas. Su asesinato hace que la intención de voto en estos momentos apunte a empate técnico. Si el Brexit no sale adelante ya tenemos a la primera mártir de la permanencia de Inglaterra en la UE, Jo Cox.
Con un juego brillante y liderada por el más que reconocido Iniesta , la selección de España camina infranqueable y victoriosa a la siguiente fase de la Eurocopa. Con una selección donde los jóvenes se han ido abriendo paso: Morata, Nolito o De Gea. La selección vuelve a recuperar ese brillo con el que deslumbró al mundo en campeonatos anteriores, manteniendo siempre en el equipo la experiencia y el tesón de aquellas ''viejas glorias'' que dieron a España recordados títulos como el de la Eurocopa de 2012.
Mientras no pocos se deleitan en la terraza del bar con una buena cerveza a su lado, viendo como la selección arrolla a equipos como Turquía o República Checa en muchas plazas y lugares emblemáticos de nuestro país, los políticos salen como lobos a cazar a sus presas con el fin de obtener el ansiado premio, llegar al sillón presidencial el próximo 26-J. Ciertamente, el panorama político es similar al futbolístico, un panorama donde la ''vieja gloria'' de Rajoy hace frente a una terna de políticos renovados, donde Rivera hace de De Gea, sin apenas problemas manteniendo su dialogo conciliador y mediador, a la vez que intentando alejar a los votantes de los extremos.
Pablo Iglesias actúa de Morata, donde el devenir del país depende de los pasos que dé en el campo de juego y en las mesas de diálogo, y por otro lado Pedro Sánchez, que bien podría ser Nolito, puesto que de su conexión con el delantero goleador depende en gran medida el éxito de las elecciones o el fracaso rotundo y la entrada del partido en la agónica tanda de penaltis. El devenir del país y la selección dependen en gran medida del juicio y la decisión de los más experimentados seleccionadores, Don Vicente del Bosque y el pueblo español, ambos curtidos en mil batallas y que con sus movimientos en su tablero de ajedrez pueden propiciar el éxito o la derrota.
La otra selección que se merece equiparar con el devenir de su país es Francia, liderada, sorprendentemente, por el hasta ahora poco reconocido jugador del West Ham inglés, Dimitri Payet, talentoso mediapunta y exquisito lanzador de faltas directas y saques de esquina. Jugador este que con sus goles ha convertido a la selección organizadora en primera del Grupo A, pese a la presencia estelar de jugadores como el mediático Paul Pogba, el pulpo del sorprendente Leicester, Kanté...
Puede ser la selección el perfecto espejo en el que puede mirarse François Hollande con el fin de ver y analizar la situación de su país. Un país envuelto en revueltas públicas con motivo de su más que criticada reforma laboral, revueltas que se suman al miedo al terrorismo yihadista que ha otorgado a este campeonato medidas de seguridad excepcionales. Pero que no han evitado el lanzamiento masivo de sillas en las terrazas francesas en dirección a aficiones de uno u otro país, peleas constantes en sus calles, sumándole a todo lo anterior la más que extraña presencia de aficionados en el terreno de juego en algún momento concreto de los partidos. Los hemos visto celebrar goles con Croacia abrazados a Modric o haciéndose un selfie con Cristiano Ronaldo. Un caos absoluto el país de Francia, caos al que todavía no llega su selección, pero al cual puede llegar.