Por Félix Jacinto Alonso Holguin

El día 14 de julio Francia conmemora el Día de la Fiesta Nacional. Celebran actos de homenaje, centrados en dos elementos comunes: bandera e himno. “La Marsellesa”, cuya melodía oímos en varios momentos este año, se ha convertido en su grito de multitud contra el terrorismo.

Esa misma mañana, Félix Calleja, un amigo, hermano y compañero, estaba dejando un ramo de flores en el monumento instalado en la Plaza de la República Dominicana de Madrid. Allí, en 1986, un grupo de desalmados hizo estallar un coche bomba cuando pasaba un microbús de la Guardia Civil. Doce de sus componentes, que estaban realizando el Curso de Motorista de la Agrupación de Tráfico, fallecieron; otros sufrieron heridas y secuelas de por vida, quedando señalado como uno de los puntos de la barbarie terrorista en España.

Este año, mientras se iba a disfrutar de un espectáculo de fuegos artificiales en el puerto de Niza (Francia), un camión arrolló a la multitud de personas. Más de 84 personas fallecidas, superan 50 las personas heridas de gravedad y se teme por la vida de muchos de ellos. Niños, muchos niños, han sido asesinados en este atentado.

Recuerdo algunas casas-cuarteles de la Guardia Civil: Zaragoza, Vic, Santa Pola... la barbarie terrorista se llevó la vida de impúberes mientras vivían con sus padres, jugaban con sus amigos o, simplemente porque se encontraban allí en el momento decidido por las alimañas del terror.

En Niza, el paseo marítimo quedó sembrado de sábanas azules. Tapaban los cadáveres de los humanos asesinados. Junto a ellos se podían apreciar zapatillas, juguetes de peluche, incluso una silla de bebé abandonada. La jornada festiva acabó en tragedia. Una persona de nuestra misma especie decidió finiquitar a semejantes por medio de sorpresa, aprovechando la aglomeración y nocturnidad.



Las imágenes de los funerales en España, donde desfilaban féretros con la bandera nacional o de color blanco para los niños, permanecen muy presentes en el recuerdo de todos. El autor (o autores) de las masacres que ocurrían en España tenían su refugio en Francia y Bélgica con mayor frecuencia. La lucha contra el terrorismo, así como la ayuda a las Víctimas de él, es algo donde podemos ser docentes con el resto del mundo. 50 años, 50, hemos sufrido ese dolor en nuestras propias carnes.

Francia lleva tiempo luchando contra el terrorismo dentro de sus fronteras. Ahora inspecciona viviendas, residencias, barrios, revisa los contactos de los terroristas con otros de su entorno. Intentan averiguar si tuvo algún colaborador con el autor o autores, incluso ha establecido controles en la frontera.

Esas acciones se parecen mucho a nuestra denominación “Operación Jaula”, donde intentábamos detener a los terroristas autores en España, que tenían tendencia a cruzar la frontera hacia Francia. En aquel lado de Europa estaban muy cómodos... y están.

Las acciones terroristas en terrotorio galo, al menos últimamente, tienen la característica de acabar con la vida de los autores en la misma acción. Sin ser suicidas como tal, lanzan sus ataques con la intención de no sobrevivir a los mismos. El tiparraco que conducía el camión fue abatido por la propia policía. Las detenciones se producen en los barrios de donde han salido estas alimañas. Hay personas que ayudan, cooperan o realizan labores de apoyo para que los terroristas cumplieran sus planes...

… como aquí y allí. ¿Recuerdan a Henri Parot? Uno de los mayores asesinos terroristas que tuvo la banda ETA. De nacionalidad francesa, por motivos que se escapan a cualquiera con una mente bien amueblada, se convirtió en uno de sus puntales. ¿Y saben dónde tenían apoyo?

Las medidas contraterroristas de España comenzaron a dar sus frutos cuando, a Dios gracias, Francia cooperaba con Policía Nacional y Guardia Civil, además de los órganos judiciales españoles y franceses. Logramos convencerles de nuestros problemas con los asesinos. Por ello, queridos vecinos, nosotros entendemos su dolor, pesar y nos gustaría ayudar en lo que fuera posible.

Puestos a luchar contra el terrorismo no se debe de adjetivar su procedencia. Si diferenciamos unos de otros, legitimaremos de por sí o por omisión a uno de ellos. Luego, con poco esfuerzo, ellos mismos, los terroristas, darán la vuelta a nuestra lucha para intentar captar a nuevos miembros de sus grupos.

Debería ser indiferente su religión, política, motivación o “sinrazón”, ya que la finalidad es pervertir el orden normal de la sociedad, cometiendo acciones que perturben nuestra vida diaria. Una joven salía hablando del miedo a tomar el transporte público para ir a trabajar... ¿recuerdan el día 11 de marzo de 2004? Está muy presente para muchos de nosotros. Algunos seguimos anclados en aquella maldita vía, aferrados a un recuerdo que cambió nuestras vidas, además de la historia reciente de España y, quién puede negar, que el futuro próximo.

Busquemos terroristas sin descanso... a todos. Aquellos de antes, de ahora o de mañana.

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