Yo soy español

Manifestación contra ETA en 2011/ Contando Estrellas/ Flickr

Por Félix Jacinto Alonso Holguin

He nacido en este maravilloso país llamado España. Lugar que acoge a otros ciudadanos del universo mundo, con sus costumbres, algo variopintas en ocasiones, que completan una sociedad maravillosa.

Nos gusta viajar mucho por toda la Tierra. Ilustres navegantes ratifican esta afirmación: Magallanes, Colón, incluso don Miguel de la Quadra-Salcedo y Gayarre recientemente fallecido, tuvo un papel protagonista en el siglo pasado. Dentro de nuestras fronteras recibimos a millones de personas que disfrutan de nuestras espectaculares ciudades, con sus museos, historia, costumbres... y cocina. ¿Cómo iba a olvidar el turismo que viene a disfrutar del mar?

Hemos disfrutado este año en Calpe (Alicante) de unos días de vacaciones. Se trata de una población muy bonita, con grandes playas y posibilidad de efectuar actividades acuáticas variadas: submarinismo, arquitectura de arena playera o degustar la compañía de tus seres queridos mirando al Peñón de Ifach. En el paseo marítimo y calles cercanas hay toda una colección de restaurantes. La variedad permite degustar cocina mediterránea y otras de países europeos, sin olvidar unos cuántos orientales, aunque no sólo de arroz vive el “hambre”.

Dicen que en Europa tienen horarios diferentes a los nuestros, sobre todo a la hora de realizar la comida o cena. Aun así, paseando junto al mar, se podía ver degustar a originarios de dichos países de unas enormes paellas para cuatro y únicamente dos comensales; se mantenía dicha proporción de asistentes y diámetro de la paellera, a las 22:00 horas, saboreando ese plato tan mediterráneo y español. Ignoro su verdadera nacionalidad, si bien su tono vívamente colorado en la piel sugiere que no habían nacido en nuestro hermoso país.

-Ese estómago va a parecer una señora hormigonera esta noche- dije a mi santa esposa.

Un día tomamos un aperitivo en dicho Paseo Marítimo. Nos sirvieron “Clóchinas”. Bibalbo -mejillón- que se cultiva en Valencia. Pequeño, de carne rosada y un intenso sabor yodado. El chef del pequeño restaurante servía con una salsa exquisita, con un puntito picante. Una auténtica delicia desconocida... ya estoy echando de menos desde que volvimos a Cigales (Valladolid).

Cuando salimos del restaurante pude ver cómo el local de al lado tenía izada -qué envidia- la bandera de Bélgica. Un par de humanos sonrosados por el sol estaban “lidiando” una enorme cazuela de mejillones -bibalbos también-, que se diferencian de las Clóchinas por el tamaño: aquellos son mas grandes. Se veía también una salsa de color blanco, que pudiera ser nata o crema de leche, muy típico en aquellos lares, según me dijo mi hermana, más viajada que yo allí. De hecho no he ido. Ni iré a ese país, porque...

La ola de atentados terroristas en Francia y Bélgica produjo que muchas personas lucieran sus redes sociales con su fotografía con esas banderas. Además, por si había duda, se identificaban con “Je suis...” (“Yo soy...”) dependiendo del país donde se hubieran producido los atentados terroristas. Sí, terroristas sin más, ya que, si adjetivas el término estás dando algo de autoridad a sus autores, para diferenciar del hecho o causa, que no es otro que el asesinato.

Siento mucho lo ocurrido en sus fronteras; deprecio a sus autores, a quienes apoyan, financian, cooperan, ayudan e incluso a quienes justifican esos asesinatos. Pero, yo soy español... y víctima del terrorismo de forma directa, porque indirectamente aquí, en este hermoso país llamado España, hemos tenido más de 50 años de terrorismo. Podemos dar clases de lucha contra ellos y de asistencia a las víctimas.

El Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía luchan a diario para conseguir poner ante la Justicia a asesinos y todos que colaboran con ellos. Da igual donde vivan, se oculten o encuentren agazapados. Minutos, horas, días, meses, años duran las operaciones para intentar localizar a terroristas.

Hace pocos años, en ese país donde la cultura del mejillón y el chocolate es tradición, se encontró a una terrorista directamente implicada en varios asesinatos. Reconvertida en cocinera, incluso con algo de fama, huyó de la acción de la Justicia de España. Las investigaciones llevaron a su detención allí. Nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado consiguieron que fuera puesta a buen recaudo e iniciar, desde las Instancias Judiciales de España, la petición de extradición a nuestra jurisdicción nacional.

El día 2 de agosto de 2016, “eso” en “Justicia” belga, ha determinado que “existe la posibilidad de que sus derechos fundamentales no se vean respetados”. ¿Creen que después de 50 años deteniendo terroristas somos capaces de no respetar sus “derechos”?

Tras ese día de este año 2016, ¿cómo voy a decir “Je suis...” de Bélgica? Siento mucho sus atentados, que me retrotrae al fatídico 11 de marzo de 2004. Yo soy español, víctima del terrorismo y no entiendo cómo ésos de allí, también víctimas del terrorismo, no entienden a nos, a los de aquí.