Por Ángel Alonso Pachón
Una sociedad que desea estructurarse en libertad tiene que asumir que para que el equilibrio electoral sea justo y representativo, el sistema no puede permitir acudir a las urnas en coaliciones.
A las elecciones, cada partido debe acudir con su programa, debe dar a conocer los medios con los que cuenta, los plazos de ejecución de sus proyectos y sus posibles compromisos de pactos.
Acudir a las elecciones, a cualquiera, en coalición es utilizar los sistemas electorales de forma tramposa y engañosa, pues ese modo es sólo una manera de ganar escaños y dinero, nunca se hace para proponer mejor las ideas y los proyectos.
La verdadera democracia en libertad es defender cada partido sus propuestas, dando a conocer, en campaña, su ideología y sus posibles futuros compañeros de viaje, si son elegidos.
Si cada uno de los múltiples grupos, plataformas, agrupaciones, ahoras y mareas fueran políticamente honrados se darían a conocer, defenderían su ideario y se presentarían a las elecciones de forma individualizada.
Las coaliciones electorales, invento de los impotentes, llevan a un país a una representatividad popular falsa porque los votos se han convertido en un mercadillo de intereses políticos-económicos que jamás respetara la papeleta honrada del votante.
El sistema español debería eliminar la posibilidad de acudir a cualquier tipo de elección con el rimbombante nombre de en coalición, pues no deja de ser lo más parecido al cuento de Caperucita Roja: “¡Abuelita, abuelita! ¿Por qué tienes esa boca tan grande…?