No hace mucho tiempo las calles se inundaban de personas al grito de La sanidad no se vende, se defiende y aún se sigue oyendo pero con menos volumen. Paradójicamente cuando más se necesita que esos bafles de música retumben por el Ministerio de Sanidad, es cuando ni siquiera se oye el inicio de canción. En aquella temporada se convocaban como todos conocemos las Mareas Blancas una marcha a favor de la Sanidad Pública y la negativa de lo que estaba en la palestra, la privatización de 6 Hospitales públicos madrileños.

Durante esa andadura, comenzaron a salir “medias verdades” , en ningún caso con la intención de hacer daño, pero si de infundir miedo, el miedo es el arma más poderosa que puede usar cualquier persona para inducir a otra a conseguir el fin que pretenda. Ese miedo se llamaba dinero, la realidad es que a ningún paciente, si hubieran conseguido el propósito de terminar de privatizar- no olvidemos que actualmente hay un alto porcentaje de servicios privatizados como es el caso de la Radiología perteneciente a UCR en esos Hospitales- al paciente seguiría sin costarle nada, no tendrían que pagar nada más por el servicio de esos Hospitales aunque fuesen totalmente privatizados, como digo además, la realidad es que son de Gestión Privada.

Pero sí es cierto que nos afectaba a los profesionales del sector de esos Hospitales, ya que, con la privatización muchos irían a engordar las listas del paro. La realidad, a pesar del miedo que hacía tiritar a pacientes y sanitarios con la privatización, es esa, al paciente seguiría sin costarle más, otra cosa es la calidad que se pueda dar, pero ya entramos en otro tema. El instrumento tan poderoso de hacer creer que los pacientes pagarían como si de un Hospital privadísimo se tratara, hizo una gran fuerza de apoyos a estas reivindicaciones, vino muy bien, pero no era lo cierto, se trataba de empatizar con el sector sanitario, con la verdad íntegra de bandera y teniendo claro lo que se defiende.

Con esto no justificó la actuación que querían hacer de Madrid, como vimos, les costó el cargo a más de uno. Cierto es que, en nuestro mundo de medicina, es fundamental ser sincero, el logro habría sido el mismo, porque no tenía pies ni cabeza, pero de otro modo; no es justo difundir, y más ahora con las redes sociales, rumores o mentiras que lo único que hacen es confundir para poder jugar con nuestra voluntad, tenemos que ser responsables todos los que formamos parte de la espina dorsal de España, un país con una sanidad envidiable, de ser honestos, conseguiremos muchas más cosas y además lo haremos de una manera honrada. Sin embargo, esa sanidad que tantos países europeos envidian, esta abandonada, no hay camas en los Hospitales públicos, cuando te ingresan te encuentras hacinado con otros pacientes. Sigue sin haber suficiente personal, el plan de la Comunidad de Madrid, no se hace notar, y lo mismo ocurre en otras muchas comunidades, no estamos cuidando algo tan preciado y codiciado como nuestra Sanidad.

Las reivindicaciones tienen que ser fuertes en estos casos, no en los rumores y estrategias políticas que usan para acercarse a las personas, no hay que luchar por la inmigración, puesto que a nadie se le niega la Sanidad, nunca a nadie, siempre se atiende a todo el mundo, no ha existido ese caso, es más, en cuanto aterrizan del avión al aeropuerto ya reciben sanidad, desde el viajero que se encuentra mal hasta aquellos que han ingerido sustancias estupefacientes para el tráfico de drogas, y se les atiende y realizamos la prueba e inmediatamente prima su vida, se le traslada al Hospital público.

Sea inmigración legal o no, tenemos un serio problema en el corazón sanitario, no es posible que seamos usados como medio de publicidad de aquello donde no existe un problema. Si que existe problema en la falta de personal, de investigación de organización y sobretodo de valoración hacia nosotros. A nadie en su profesión le gusta tener a quien atiende hacinado, ni teniendo que cambiarle la cita de una operación tres veces, ni tampoco que no haya suficiente tiempo para dar a esa persona una calidad y servicio óptimo, estamos hablando de vidas, y que en este mundo, cuentan mucho los tiempos. No hagamos apología de mentiras, tenemos que hacerla de realidad, de saber qué ocurre en el Gobierno, que nunca hay una solución clara a los problemas sanitarios.

Necesitamos que la política y sus conflictos de desmarquen, no se puede mezclar, no puede ser que una Ministra de Sanidad de España, comparezca en catalán, diciendo un tema tan importante como es el copago, no se puede tener un ministerio tan importante como ese y que no nos enteremos de las posibles reformas y acciones que nos afectan a toda España, cuando ni siquiera un cuarto del país entiende lo que dice. Todo eso tiene que quedar a un lado, esos conflictos no son realidad sanitaria, hay que comenzar a separar problemas ideológicos con los aspectos vitales de un país, si no, estamos perdidos.

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