Señor don Pedro Sánchez, los conceptos derechas e izquierdas, en una sociedad globalizada, no tienen cabida, sobre todo si el contenido de esos conceptos llevan al enfrentamiento de clases como sistema arcaico, decimonónico, de utópica prosperidad.
Señor don Pedro Sánchez, si el concepto liderazgo nace, únicamente, del fervor de las masas, ya sean primarias, secundarias o terciarias es retroceder a las políticas absolutistas y destructivas del dictador, líder, legalmente, por aclamación popular.
Señor don Pedro Sánchez, el liderazgo, con sentido de Estado, se consigue con principios políticos sociales, no con primarias mitineras en “campos desolados por amargas realidades cotidianas”.
Señor don Pedro Sánchez, el concepto de líder, abanderado, adalid, cabecilla, superior, caudillo, lleva siempre consigo el sentimiento del yo como categoría no como servicio.
Señor don Pedro Sánchez, el concepto hombre de Estado tiene como núcleo principal los demás.
Los líderes son cambiantes y cambiables porque juegan y manipulan por sus intereses.
Los hombres de Estado perduran en el tiempo aunque su poder, como gobernante, cese.
Los hombres de Estado, señor don Pedro Sánchez, no se van si pierden; el motivo es que los hombres de Estado no luchan por conseguir su liderazgo sino por coordinar, aunar y aglutinar los esfuerzos de todos para bien de la sociedad a la que representan.
Señor don Pedro Sánchez, los que quieren ser líderes con fines políticos lucrativos, cuando pierden tienen que hacer lo que usted ha dicho: “Irse a ganar la vida como cualquiera”.