Todo lo que rodea a la masacre del 11-M, no sólo fue y es muy doloroso por el sufrimiento de las víctimas, es también insoportable por lo que nos contaron, por lo que nunca se nos explicó y por un relato oficial que ni en tablas tendría un pase. A los que dudamos de él después de analizarlo se nos acusó de inventarnos teorías alternativas al servicio del PP o de enriquecernos vendiendo periódicos y libros. Todavía son muchos los que mienten y nos acusan de culpar a ETA de la masacre. No al diario El País que horas después publicó un artículo terrible de Fernando Savater. Pueden leerlo: Autopsia. Por favor, fíjense en lo que escribió el filósofo vasco:
"Ahora ya no quedan dudas. Las había cuando se frustró el atentado de Chamartín: no faltó quien me dijera que probablemente la propia Policía había puesto la maleta asesina en el tren para retirarla espectacularmente luego. Las hubo también cuando se interceptó la furgoneta cargada con quinientos kilos de dinamita, porque al sr. Azcárraga y a algún otro político no menos brillante le chocaba que los terroristas hubieran llegado tan lejos por carreteras nevadas para ser detenidos precisamente en plena campaña electoral”.
¿Quién le dijo a Savater que la Policía había puesto una maleta asesina en un tren para retirarla después? ¿Cómo es posible que los responsables de la Policía y sus sindicatos callen ante tan grave acusación? Ni preguntaron al filósofo vasco por sus fuentes, ni a Azcárraga ni a Juan Carlos Rodríguez Ibarra por declarar lo siguiente:
“Los ciudadanos están empezando a pensar que estamos en una mentira... Es la primera vez que en la sociedad española se discute sobre la acción policial frente a un comando... Hay que decir que aunque hubiera nieve, la furgoneta (conducida por un terrorista) llegó a Cuenca; la única que llegó, pero llegó, y aunque un etarra que iba delante se cayó y se lesionó un poco el cuello, cuando lo cogieron el tipo, que no estaba fichado, dijo que era de ETA. Todo esto hay que decírselo a los ciudadanos porque han llegado a pensar que era todo una mentira".
Ni los vascos ni el extremeño tuvieron que responder de sus acusaciones y sospechas, todo fue nada, nos quedamos sin saber los que teníamos muchísimos datos para profundizar en lo que dijeron, nunca más se supo de la maleta asesina ni de la furgoneta cargada de explosivos neutralizadas tan a tiempo. Y ahora, casi 13 años después -cuando por ser cesado en su cargo ya no está donde estuvo desde la transición el policía sin el que no existiría relato policial ni judicial de la masacre- nos enteremos de que al ya jubilado exnúmero dos del Cuerpo sí le preocupó su prestigio y encargó a 12 compañeros ligados a Asuntos Internos un informe que tenía como objetivo aclarar las “nebulosas del 11-M”, informe que dice no haber leído y con el que se pretendía “revisar la actuación policial”.
¿De qué duda Asuntos Internos? El 11-M ya es cosa juzgada y no existen nuevos indicios. ¿No estaba todo claro? Parece que no para la Policía. Según EL ESPAÑOL: "El resultado del informe secreto, guardado desde su creación en una caja fuerte de la dirección policial, cuestiona entre otras cosas la versión oficial sobre el hallazgo de la mochila que no estalló en la estación de El Pozo, en Vallecas". Sin ella no hay relato. Le consta al cesado Enrique García Castaño, al jubilado que encargó el informe, a todos los policías de España y, muy especialmente, a Jesús de la Morena, entonces comisario general de Información.
La Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M ya ha pedido al Ministerio del Interior que haga público el informe que revisó la actuación policial en la masacre. Ya se demora un juez en preguntar al policía que lo encargó qué le llevó a encargarlo. ¿Por qué dice que no lo leyó? ¿Entre otras cosas, cuestiona el hallazgo de la mochila bomba que sirvió para detener al principal acusado por el 11-M? Según publicaba El ESPAÑOL, no lo encuentran y los policías de la Brigada de Análisis y Revisión de Casos (BARC) que lo realizó están ahora a los órdenes de un coronel de la Guardia Civil. ¿Dónde está el informe que se hizo con fondos públicos sin que mediara una orden judicial? ¿Qué dice? ¿Por qué trece años después, lo que nos cuentan del 11-M sigue siendo extraño y oscuro? Insoportable.