En números redondos, el dividendo de 135.000 euros partido por el divisor de 46.000.000 habitantes de esta nuestra España arroja el cociente de 0,00293478 euros por día. Fuera alarmas, nada que no se pueda asumir. Lo importante es que los estibadores han evidenciado la soledad del gobierno -del PP, claro-.

No tiene la más mínima importancia, el axioma de que las sentencias han de cumplirse. Aunque la de autos emane de la cúspide de la pirámide jurisdiccional, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, por encima del Tribunal Constitucional de este apéndice de Europa que sigue conociéndose por España, el mismo tribunal que tan justo pareció con su sentencia sobre las cláusulas suelo.

Lo importante es que el gobierno del PP claudique. Para nada la faceta de que Bruselas tome nota, o esa otra de que 6.000 trabajadores causen gran quebranto a la economía nacional, o la de más allá de que la competitividad vaya a seguir a nivel de los zapatos, o la otra de que Ciudadanos haya votado contra sus postulados electorales, o la siguiente de que el PSOE renuncie a los suyos en múltiples aspectos, o la definitiva de que Podemos se lleve el gato al agua por lo que su portavoz en el Congreso de los Diputados califica como decreto salvaje, no siendo más que un Real Decreto Ley susceptible de ser derogado antes de su entrada en vigor -como así ha sido- por la fuerza irrebatible de la democracia.

Seguiremos en este tema. Hoy el PSOE está en sus primarias y Ciudadanos en sus permanentes y no siempre consecuentes. Un comentarista ha avanzado que este lance va a costar al erario 600 millones de euros. Volviendo a la cuenta inicial, eso da para, aproximadamente, 4.444 días. ¡Ancha es Castilla y salga el sol por Antequera!

Solo queda una pregunta retórica: ¿qué pasará si, mientras tanto, se hunden los puertos españoles con toda la estiba dentro?

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