La frase fue pronunciada en 1933 por el presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt, quien comenzara a implementar las políticas que hoy podríamos llamar "socialdemócratas" al calor de los entonces nuevos postulados keynesianos, para paliar los efectos de la Gran Depresión económica de los años treinta a través de la intervención del Estado en la economía. Si bien, la socialdemocracia y el Estado de Bienestar se consolidarían definitivamente tras la Segunda Guerra Mundial.

Para los efectos de la crisis de 2008 guardan tantos paralelismos con la de 1929, y la situación en Europa es tan delicada después de movimientos sísmicos como el brexit, que es necesario recurrir al que fuera presidente demócrata con más tiempo en el sillón presidencial, para insuflar ánimo a los postulados de la socialdemocracia desde una nueva perspectiva.

Como sabemos, la situación para el PSOE en España, mucho más tras los últimos acontecimientos, es crítica, y sólo en una dicotomía entre dos modelos de partido encontraremos la solución, como han señalado ya otros compañeros mucho más cualificados y veteranos que yo. Un modelo anclado en los principios del control del aparato y sistema burocrático, y otro, más abierto, renovado, participativo, pero en nada relacionado con los nuevos movimientos populistas y asamblearios. Es este último, representado en mi opinión por Pedro Sánchez, como se puede constatar en el documento Por una nueva Socialdemocracia el que mejor y más adecuadamente entronca con los nuevos movimientos sociales, con los espacios perdidos o cedidos a nuevas fuerzas políticas (que utilizan, estas sí, fórmulas asamblearias), con los jóvenes desencantados, con las clase medias empobrecidas.

La crisis no es sólo del PSOE es de la socialdemocracia europea, por lo que las fórmulas deben ir mucho más allá de soluciones simples o eslóganes fáciles: la necesidad de entroncar el ecologismo dentro del socialismo como hicieron hace tiempo los alemanes; introducir una crítica contundente al capitalismo liberal en nuestro discurso o ampliar los mecanismo de participación son soluciones válidas y el camino apropiado en la senda de la solución.

Quedarse refugiado en las prácticas de la política interna de 1979 o de 1982 es una apuesta que puede salvar los muebles a muy corto plazo. El programa 2000 de Alfonso Guerra, construido por Manuel Escudero y José Félix Tezanos en los 90, ya hablaba de la necesidad de cambiar el modelo de partido. Las próximas primarias son una nueva oportunidad para recuperar el socialismo español. No hay que tener miedo a la mayor participación de los militantes. No hay que tener miedo a la búsqueda de nuevas perspectivas sociales. De lo que único que hay que tener miedo es del propio miedo.

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