Año 2008, un gran año para la era Esperanza Aguirre, la presidenta imbatible de la Comunidad de Madrid, prometía ser la gran salvadora de la sanidad madrileña, de hecho siempre que puede en cualquier tertulia televisiva reflota su gran labor con la Sanidad de Madrid.

Seis hospitales se abrirían en aquel 2008, nuevos, modernos, con una supuesta futura trayectoria que nos dejaría boquiabiertos a pacientes y sanitarios, la era de máximo esplendor en su carrera profesional. En ese año se inauguraron los seis hospitales malditos, los seis de gestión privada abrirían sus puertas para tratar y curar a miles de madrileños, sin pagar un solo euro, serían semiprivados, cosa que el paciente no nota.

Una inversión millonaria, ¿la promesa? Calidad, investigación, la nueva etapa de la sanidad, la maldición de los seis son: el Hospital Infanta Leonor (Vallecas), Hospital Infanta Sofía (San Sebastián de los Reyes), Hospital del Sureste (Arganda), Hospital de Parla, Hospital del Henares (San Fernando) y el Hospital del Tajo (Aranjuez). Los seis formarían un red para estar conectados entre ellos, lo que se viera en una punta de Madrid a lo que a pruebas e historias clínicas se refiere, se vería en la otra.

Según la la expresidenta de la Comunidad de Madrid la Sanidad tiene que ser universal, gratuita y de la máxima calidad, frase que repite una y otra vez en cuanto puede… Parece que no se aplica esa frase en estos Hospitales, al menos en la máxima calidad, Esperanza Aguirre piensa de este modo: como varias veces ha dicho en entrevistas, la empresa privada es más eficaz que la pública, y por ello la gestión debe ser privada aunque el hospital sea de titularidad pública, es decir le damos a una empresa que según alguien es la más eficaz para que gestione el hospital, y otro concierto con empresa privada para los servicios no sanitarios como la cafetería, limpieza…

¿Para qué entonces los hospitales son de titularidad pública si nos hacen perder dinero a todos? Porque precisamente no es que sean grandes referentes en la sanidad madrileña dichos hospitales, tiene pérdidas, su gestión, aquella que tanto defendió la anterior presidenta, es mala, su calidad nefasta, la propia construcción de los hospitales, parece que el equipo de la señora Aguirre no tuvo en cuenta sus propias palabras de dar a la empresa privada que ya de por sí, según ella, es mucho más eficaz que la pública, a la mejor, porque ni siquiera están bien organizados, como ocurre en el Hospital Infanta Leonor en Vallecas, donde el servicio de Radiología no está en planta que debería, está mal planteado, es incómodo…

¿Por qué entonces tienen pérdidas de dinero? ¿Por qué en su momento se quiso terminar de privatizar, al completo, los seis hospitales? Porque no funciona. El mal ambiente también influye en esa calidad y es que, el personal sanitario parece amargado, y eso es un misil en la calidad, puede que sea por el sueldo, puede que sea que la empresa encargada de gestionar no gestiona o puede que el hartazón de enchufes que viven, ven y pasan por encima, pan nuestro de cada día en estos nuevos y maravillosos Hospitales, que desde que se fundaron llueven enchufes, los coordinadores o supervisores de los servicios están elegidos desde el principio, parece que esa eficacia de la que se hablaba tiene más que ver con el dedo mágico que decide traer a algún amigo o conocido antes que a alguien verdaderamente válido, y así ha pasado, se han convertido en una mafia desde los de arriba del todo hasta los de abajo, continuos enchufes que hacen que un sanitario de golpe y porrazo sea supervisor de algún servicio donde no tiene ni idea, porque que no se le olvide a nadie que para ser jefe también hay que valer y más aún en la sanidad, juegan con vidas a diario y su mal ejercicio como responsable de algo afecta al paciente.

Los enchufes no duran para siempre y los cimientos se acaban cayendo, como estamos viendo que está ocurriendo, cada vez van a peor, el ejemplo perfecto es la empresa que dirige la radiología en esos hospitales, la Unidad Central de Radiodiagnóstico, quizá con pasar la primera hoja de su historia nos encontremos con verdaderos escándalos, esa empresa tan eficaz, eficazmente desastrosa es la definición. Sea lo que sea, les quita las ganas de dar un servicio como dice nuestra expresidenta de la máxima calidad.

En cualquier caso, tampoco tienen licencia el Hospital Infanta Leonor de funcionamiento, desde hace nueve años… ¿raro, no? Y parece que lo que se va a destapar de la financiación de estos seis hospitales malditos, va a tener consecuencias graves, puede que pronto nos enteremos de la gran trama que hay detrás de los brillantes hospitales que un día decían ser el futuro, hoy sólo crean incertidumbre.

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