(Crítica teatral a 'Después de Fedra', protagonizada por Amada Santos, con su propia producción junto a Paripé Teatro, sobre texto original, y dirección de Pedro Lendínez).
Todas las cosas que suceden hoy en nuestra contemporaneidad responden a las mismas emociones, pasiones, sentimientos y sensaciones que ya se daban en quienes vivieron en los tiempos de las civilizaciones conocidas como clásicas, hoy vivimos en un mundo tecnológico y digital, pero los sentimientos humanos se vienen repitiendo siglo tras siglo de manera constante y el espíritu de Fedra llega hasta nosotros para contarnos la verdad de su mito, al menos su verdad, y lo hace de manos de la joven compañía Paripé Teatro, con la producción de quien protagoniza el monólogo en cuya forma se nos presenta, Amada Santos, sobre texto original de Pedro Lendínez, y lo hacen a lomos de un gran y potente caballo, llamado entusiasmo, palabra que llegó hasta nuestro diccionario desde el enthusiasmus del latín tardío, a su vez proveniente del término griego ενθουσιαμüς cuyo significado es “tener un dios dentro de sí”, y ese es el rasgo más destacado de este espectáculo que, para llegar ante nuestros ojos, en Madrid, ha debido realizar un titánico esfuerzo, muy superior a lo que marcan los 331 kilómetros que nos separan de Jaén, ciudad donde dió sus primeros pasos Después de Fedra.
Pedro Lendínez desarrolla un texto original de una gran carga emocional, mostrándonos a la mujer Fedra, pero también a todas las mujeres, verbalizando a través del personaje una realidad, mucha veces hurtada: “…Ya basta, fuera cargas, fuera culpas, fuera complejos. La mujer es libre para amar y equivocarse”. El espíritu de Fedra reivindica la figura de la mujer, y la igualdad respecto al hombre.
La gran aportación de Lendinez es que su texto supone toda una adenda que, de hoy en adelante, ayudará a entender el mito de Fedra y su contexto, complementando su trabajo con una adecuada dirección, con los elementos indispensables sobre el escenario.
Amada Santos, realiza un gran esfuerzo, manteniéndose en escena los ochenta minutos que dura el espectáculo, desnudando el personaje de Fedra paso a paso, minuto a minuto, quitando poco a poco cada uno de los velos que le envuelven, hasta conseguir que los espectadores observen a través de su piel, de sus poros, etc… la realidad de esa mujer doliente, que cayó atrapada en la encrucijada.
Dentro del buen tono general de su interpretación destacaré tres momentos especialmente conseguidos, comenzando por la recreación de la masturbación de Fedra, extremadamente sugerente, con una acertada iluminación y tono recitativo, de la prosa, pausado e insinuante. Así como la fase en la que el espíritu de Fedra destapa su propio cadáver, para ver, horrorizada, aquellos despojos de pelos y piel que le llevan a negar que pueda ser ella; preámbulos, ambos, del momento en que Fedra atraviesa el espejo para finalmente aceptarse y aceptar los hechos, ahora si podrá descansar, a pesar de haber amado …y, quizás, equivocado.
Mención especial para las interpretaciones musicales que acompañan el espectáculo, de Sitoh Ortega & Sole Candela.
Paripé Producciones, Amada Santos y Pedro Landínez, tras exhibir su trabajo en la sala madrileña de El Umbral de Primavera, seguirán buscando hueco en la cartelera, tanto de Madrid como de otros lugares de España, si lo tenéis a tiro no dejéis de participar de esta eucaristía de sentimientos humanos que se han repetido a lo largo de los siglos, recreado por un trabajo, y un esfuerzo, que merecen los aplausos que, seguro, les querréis brindar.