A favor o en contra

Estas navidades, en vísperas de nochevieja, recibí la triste noticia de una amiga: sin presupuestos no había convocatoria.

Permítanme presentarme, me llamo Juan Gallego y soy opositor de judicaturas. La justicia es, junto con la política y la literatura, mi gran pasión y no me veo trabajando en otro oficio que no sea el de Juez. Una vez me preguntaron si yo creía en la Justicia y mi respuesta fue que creo en la justicia como creo en Dios: existe, pero nunca lo vamos a ver en un programa de televisión. Con los jueces y los fiscales pasa como con el sexo en el matrimonio o los árbitros en los partidos de fútbol: si se habla de ellos es porque algo va mal. El juez nunca puede brillar más que la justicia y quien utilice los tribunales como plataforma para promocionarse está cometiendo como mínimo, un acto de soberbia cuando no de ambición. Sin embargo, en figuras cercanas a las que admiro y aprecio, lo único que he visto es una dedicación constante para dictar sentencias con arreglo a Derecho y dentro de plazo para garantizar los derechos y libertades de los ciudadanos establecidas por la ley que, no lo olvidemos, es la única expresión del pueblo soberano.

Pues, a día de hoy, somos 5000 opositores en toda España optando a 65 plazas. Es decir, solo uno acaba siendo juez de cada 77 que lo intenten. Tenemos una jornada diaria que oscila entre las 7-8 horas los que menos y las 11-12 horas los que más, seis días a la semana y con tres semanas de descanso al año. No tenemos sueldo, es más tenemos muchos gastos entre el preparador y los apuntes. Solo hay becas para 120 (de los 5000 que estamos) por dos años, cuando la media para aprobar se sitúa en 4 años y medio. Y no voy a hablar del colapso de la justicia, únicamente mencionar que somos el último país de la Unión Europea en número de jueces por habitante.

Pues siendo nosotros 5000, y en las condiciones expuestas, y siendo 180 los trabajadores de Coca-cola de Fuenlabrada y poco menos que los estibadores de la Sagep… ¿Por qué ningún grupo parlamentario ha tenido la decencia de defendernos? No he oído ni un susurro parlamentario que defienda a aquellos que estamos aspirando a un trabajo público.

Entiendo que el Partido Popular y el PSOE no apoyen a la Justicia porque iría en contra de sus principios; Podemos dejó clara sus intenciones cuando emitió una propuesta para que los jueces firmarán un compromiso con su “proyecto del cambio”, lo que viene a significar, simple y llanamente, que los jueces independientes no les gustan.

¿Y Ciudadanos? Es el partido que más me ha defraudado, porque a todas aquellas personas que nos sentíamos huérfanos de representantes políticos y que creemos en la libertad y la unidad de España nos está resultando, cuanto menos, tibio. Me encantaría que Albert Rivera defendiera su pacto con Rajoy ya que en él estaba reflejado el incremento de número de jueces, lo cual no se ha visto reflejado en el proyecto de presupuestos presentado.

Y con esto volvemos a lo que es la madre del cordero: los presupuestos. ¿Saben los diputados “del cambio” que si se bloquean esta ley de presupuestos se prorroga la del año pasado? Paradójico… ¿no creen? Si el PSOE y Podemos votan en contra de este proyecto, están votando a favor de los que aprobó el Partido Popular cuando tenía mayoría absoluta. Obviamente, a ojos del electorado podrá justificarse con mil eslóganes y teorías. Pero la verdad es la que es, están votando a favor de unos presupuestos de derechas. Esto, a los que intentamos optar a un trabajo público obviamente nos perjudica, pero al Gobierno le viene fenomenal para cumplir el límite de déficit pactado con Bruselas y a la vez limpiarse las manos.

Así que hago un llamamiento público a los llamados “partidos del cambio”, “para que negocien las cláusulas presupuestarias punto por punto, o directamente admitan su derrota. Porque estos presupuestos, o son de consenso, o son de Rajoy.