La épica en la victoria de Pedro Sánchez en las recientes primarias socialistas, alcanza una dimensión tan extraordinaria, no tanto por su calibre sino por cuanto a lo que supone de fenómeno, que tendremos que recurrir a un personaje mítico y de ficción para alcanzar una semblanza acorde al periplo que ha llevado a Sánchez desde su defenestración durante los días aciagos días de finales de septiembre y principios de octubre. Pedro Sánchez no sólo tuvo que haber pasado por el acoso mediático y empresarial desvelado en una entrevista con Jordi Évole, sino también ser capaz de luchar maniatado de una mano por las líneas rojas impuestas desde fecha temprana por los órganos de su partido.

Rocky Sánchez. Son varias entregas. Un diputado poco desconocido que se recorre España en coche y que ganas unas primarias con la ayuda los aparatos regionales, los  mismos que poco tiempo después lo hostigan de forma gradual por no someterse a sus directrices  (¿suena la frase puesta en boca de alguien con el “no vale, pero nos vale”?), y tras la obstaculización interna y externa (véase el último libro de Jordi Sevilla, Vetos, pinzas y errores a este respecto) es derrotado en la lona de un Comité Federal, ante la imposibilidad de formar un gobierno alternativo al de Mariano Rajoy. Aparentemente el boxeador cae K.O. Fin de la primera entrega.

En el film, a Robert Rocky Balboa le dan oportunidad de pelear por el título de "Campeón del mundo de los pesos pesados" contra el campeón de entonces Apollo Creed. Apollo se toma el combate como una broma, ya que nadie confía en la victoria de Rocky. Balboa sale derrotado pero adquiere una gran fama y victoria moral. Los espectadores, como los militantes que lo aclaman, incluso comentan que debía  haber sido el ganador del combate.

En la segunda entrega, el boxeador noqueado no tira la toalla y aspira a un segundo round.  Suena la frase de “lo quiere muerto”. Alentado por un pequeño, muy pequeño grupo de fieles, y de la militancia que ha asistido al espectáculo retransmitido y pide que se escuche su veredicto. Vuelve después de un tiempo apartado al cuadrilátero de la política. El boxeador ya se ha enseñado a golpear pero a protegerse. Un nuevo equipo mucho más sabio le acompaña en la toma de decisiones, le asesora en una línea política nueva. Sabe fajarse mucho mejor, hasta el punto que arrincona en el debate a sus contrincantes. Protegiéndose, siempre con la guardia ante los golpes bajos que le propina propios y extraños. De nuevo recorre todos los escenarios anteriormente andados. El combate final es contra su antiguo contrincante, y en el último segundo Rocky gana el combate en el último segundo  gana la pelea por K.O., convirtiéndose así en el nuevo "Campeón del mundo de los pesos pesados".

La victoria de Pedro Sánchez en las primarias socialistas bien podría asemejarse a la del ficticio boxeador italiano, con la diferencia que la del primero es real. Rocky Balboa Sánchez.

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