Wikipedia define la entrada Libres e Iguales como “una plataforma cívica española no partidista impulsada por un grupo de intelectuales nacido al fragor del proceso soberanista de Cataluña de 2012-2016 como reacción frente al nacionalismo”. Sigue así: “Tal y como menciona el propio movimiento, sus objetivos son la de defensa de los principios democráticos y de convivencia, la movilización de la sociedad española frente al independentismo catalán y la deslegitimación intelectual y moral del nacionalismo, considerando que éste antepone la identidad al concepto de ciudadanía”.
La entrada sigue con que se presentó públicamente el 15 de julio de 2014 a las puertas del Congreso de los Diputados con la lectura de su manifiesto fundacional, en el que reivindicaban la Constitución y hacían explícito su rechazo a la ruptura de la soberanía nacional, alentando un pacto de los principales partidos políticos frente al secesionismo. Integraban la plataforma las más variopintas gentes de la política, la cultura, la intelectualidad, la comunicación, etc. de España. Para mayor información y para contundente desencanto en lo demás remito a la wikipediana entrada que aquí va.
Demasiado ha llovido desde ese verano del 2014. En la materia del independentismo ¡a cántaros! Pero cuando yo vine a ser consciente de su existencia y -pobrecico- consciente de su potencial fue con ocasión de su puesta de largo ante la sociedad española. La ocasión fue en el Teatro Calderón de Madrid hace un año. Para asistir se requería la descarga e impresión de la invitación y, antes del acto, padecer interminables colas ante los puntos de acceso bajo la ya canícula madrileña. El evento fue memorable y conllevó un chute en vena de patriotismo del bueno, el español, el no excluyente.
Tanto memorable y esperanzador fue que al final he dado en pensar sobre dónde están los que tan libres e iguales se sienten y nos pregonan y, lógicamente, he acudido a Twitter y a internet. En la carátula de la primera me encuentro con una foto de personas conocidisimas -excepto cuatro que no reconozco- cuyos nombres desgrano al ton de los dientes de sierra con que aparecen en ella: Carmen Iglesias, Santiago González, Arcadi Espada, Albert Boadella, Andrés Trapiello, Fernando Savater, Félix de Azúa, José María Fidalgo, Cayetana Álvarez de Toledo, Federico Jiménez Losantos, Carlos Herrera, Sosa Wagner, Joaquín Leguina. Francisco Vázquez, y Nicolás Redondo Terreros. Todos los por mí reconocidos, de los cuatro restantes no diré, se han significado por activa, por pasiva y por perifrástica en pro del objetivo al que se supone tiende Libres e Iguales.
Recurro a la página de internet y me topo con el mismo panorama desolador que el de Twitter. La última referencia en la red social es de enero de este año, que gana por la mano a la web que se remonta a diciembre de 2016.
Con desengaño no exento de esperanza lancé un tuit hace unos días afeando tan lamentables silencios. Pero creo que no han tenido tiempo o ganas de leerlo.
¡Con lo que ellos valen y con la que está cayendo!