Hace tiempo que pienso que en Occidente estamos perdiendo el norte. O más bien que hace tiempo que lo perdimos de vista. ¿Es posible que no seamos conscientes del privilegio que supone tener los medios y conocimientos que tiene nuestra medicina hoy en día? Sigo con gran interés la serie publicada en este medio sobre pseudocientíficos, homeópatas y supuestos sanadores milagrosos. Me parece un trabajo absolutamente necesario. Como médico que soy me genera una gran impotencia y rabia leer que un joven de 21 años pierde su vida tras haber dejado un tratamiento que inicialmente estaba funcionando por recomendación de un curandero. En ese caso no era médico, pero me asusta y mucho ver que muchos de ellos tienen un título en la rama sanitaria. El principio básico que debe regir la medicina es primum non nocere y parece que todos ellos le dieron de lado hace tiempo.
¿Dónde está el problema? ¿Cómo podemos acabar con estos charlatanes? La figura del curandero siempre ha existido, eso es cierto, pero probablemente internet les ha dado la oportunidad de expandirse de forma considerable y establecer negocios millonarios. Con mucha frecuencia mis pacientes me preguntan por este tipo de cosas. Muchos de ellos consumen con asiduidad homeopatía y prefieren los tratamientos naturales a los tratamientos químicos. Me dedico al campo de la endocrinología y la nutrición, por lo que veo a diario pacientes con diabetes. Algunos de ellos me han preguntado por el MMS ya que en algún sitio han leído o algún vecino les ha contado que pueden curarse con él. A veces mis pacientes aceptan mi opinión y la toman en consideración, otras veces no consigo sacar nada en claro de la conversación. Probablemente porque mi respuesta no es lo que quieren escuchar.
Controlar lo que se publica en internet es lógicamente imposible. El trabajo de investigación que está llevando a cabo la Organización Médica Colegial es imprescindible para detectarlos, conocerlos y denunciarlos. Pero también es necesaria, al menos a mi me resulta útil, una profunda reflexión acerca de las causas por las que mucha gente ya no cree en la medicina occidental. Gracias a la medicina y a la salud pública vivimos hoy mucho mejor de lo que vivieron nuestros abuelos. Tenemos otras enfermedades diferentes, pero nuestros niños ya no morían de sarampión o difteria ni quedaban con secuelas tras una poliomielitis. Tampoco morían desnutridos.
Por supuesto mi objetivo no es juzgar a quien comete un error. Como madre sé que los padres queremos lo mejor para nuestros hijos, pero necesitamos contar con la información más veraz posible. Los medios de comunicación tienen una responsabilidad importante en este sentido. Hace unas semanas una conocida bloguera y pediatra pedía rigor y verdad a la hora de informar. No puedo estar más deacuerdo con ella. Justo hoy me encuentro con una columna de Rosa Montero que es un auténtico despropósito Además de estar llena de inexactitudes como que los intolerantes al gluten pueden comer espelta, hay una frase que en ese artículo que me parece absolutamente vergonzosa. Cito textualmente: “Me parece bien advertir del peligro de usar sólo homeopatía, pero alucina ver tanta furia contra una práctica barata y desde luego inocua, mientras que los muertos por efectos secundarios de las medicinas alopáticas son un goteo constante: en España triplican a las víctimas de tráfico”.No se trata de que sea una práctica barata e inocua, es que no sirve para nada. Habla después del efecto placebo, también utilizado en medicina.
El efecto placebo no cura, genera un efecto terapéutico simplemente porque quien lo toma está convencido de que le ayudará. El peligro de escribir este tipo de afirmaciones en un periódico de tirada nacional es enorme, puede llevar a alguien a pensar que un antibiótico no tiene nada que hacer contra el neumococo que le ha provocado una infección en el oído a su hijo frente a la hierba de turno por la que le han cobrado 20€.
La realidad es bien distinta, una infección en principio leve y tratable se puede complicar hasta la muerte.Pero no vale solo culpar a los demás, los médicos debemos asumir también nuestro papel y seguir el ejemplo de Lucía Galán y el de algunos otros profesionales de la medicina o la ciencia que dedican horas de su tiempo personal a divulgar en la red y a ofrecer opiniones contrastadas e información veraz sobre distintos temas sanitarios, etc.). Mi admiración para todos ellos. Es importante que en el mundo en que vivimos los médicos y profesionales relacionados con la salud no estemos tan alejados de nuestros pacientes.