Para políticos verdaderamente inteligentes, que los hay en todos los partidos:
La España de hoy tiene dos tipos de asuntos que resolver por separado ya que requieren plazos y urgencias diferentes:
1) Los problemas graves que necesitan reformas sociales y económicas inmediatas, sólo posibles con un gobierno estable, aunque en minoría, y una oposición responsable pasando de las tácticas partidistas al pactismo constructivo.
2) Las mejoras institucionales y legales que requieren una reforma de la Constitución previo estudio profundo, contraste de opiniones y acuerdos. Sólo posibles con tiempo, calma y mayorías imposibles. Sin embargo hay un punto importante en el que todos, casi, están ya de acuerdo y es la necesidad de la reforma de la Constitución, aunque sea grande la diversidad de propuestas.
Es el momento de acordar ahora como punto único al asunto Constitución, la creación de una comisión parlamentaria, con plena aceptación multipartidista y supra-autonómica, formada por diputados y ciudadanos de reconocido prestigio nacional, juristas, economistas, grupo de expertos indiscutibles e independientes que estudien las distintas propuestas alternativas debatiéndolas a fondo, sin reservas, con amplitud de miras y quizás sin líneas rojas que serán sustituidas por las líneas maestras confluentes.
Una comisión con la metodología y la calma programada que sean necesarias pero con un objetivo firme y claro: la elaboración de un libro blanco, al margen de los avatares de la legislatura, para adecuar la Constitución a las necesidades políticas del siglo y someter su aprobación por unas Cortes constituyentes al final del periodo del Gobierno, con el posterior referéndum.