Parece cobrar cierta actualidad el rechazo al uso indiscriminado de 'hierbas' por su posible incompatibilidad con determinados medicamentos, o bien contraponer medicina tradicional y homeopatía y desechar esta sin mayor conocimiento ni análisis suficiente de los términos en litigio.
Las medicinas alternativas, sin abandonar la gran medicina, tienen sus indicaciones: hay problemas menores a los que la tradicional hace caso omiso que son fácilmente abordables y resolubles médiante remedios alternativos, menos drásticos.
No se puede pedir a una medicina de sentido preventivo que actúa con criterios de vacuna que 'salve la vida in extremis' en un caso terminal, urgente y gravísimo. Pero hay que reconocer su valor y utilidad en casos que son desatendidos o considerados como menores.
En tiempos de superespecializacion en casi compartimentos estancos es muy de agradecer la existencia de profesionales con amplísima formación integral que pueden reconocer y abordar problemas que quedan fuera de campo a varios especialistas o a un internista de menos amplia formación .
En mi experiencia puedo avalar ambas utilidades. Y eso sí: en ningún caso hay que renunciar a la excelencia en cuanto a la formación de cada facultatativo en cuyas manos esté nuestra salud, nuestro bienestar e incluso nuestra supervivencia.