Nada retroalimenta más que el éxito. En muchas ocasiones se buscan fórmulas para acercarnos a él y en otros momentos es él quien nos sorprende, haciéndonos conscientes de que lo importante es mantener las cosas que nos llevaron hasta el éxito, evolucionando en lo necesario, pero conservando la esencia de la fórmula que nos llevó hasta él.

En mi vida como directivo he tenido diversos cambios de función según las necesidades de las empresas en las que trabajaba. Uno de ellos me supuso un importante salto, al asumir una unidad mucho más grande e importante que las que hasta entonces había dirigido, tanto en volumen de negocio, como en cuanto al número de integrantes del equipo humano que se ponía a mi cargo.

Fui consciente del reto que se planteaba ante mí y no quise perder la oportunidad, poniendo todo el esfuerzo del que era capaz en ese momento, tanto en lo cualitativo, como en lo cuantitativo, empezando por entrevistarme, uno a uno, con todas las personas que componían aquel equipo, acercándome a cada uno de ellos, escuchando como se sentían y qué esperaban del nuevo tiempo que se abría, tanto a nivel individual, como colectivo.

Trabajamos mucho, pero al poco tiempo, en menos de un año, los resultados acompañaron el trabajo hecho y el grupo se fue reconociendo a sí mismo como un equipo de éxito: cumplíamos los objetivos de forma más que adecuada y el ambiente laboral mejoró de una forma sustancial, buscando momentos, fuera de la jornada laboral, para compartir en grupo, bien almuerzos, bien actividades deportivas o simplemente unas 'raciones' con unas 'cañas' los viernes para poner fin a la semana de trabajo.

En aquel momento lo que más me sorprendió a mi mismo fue como se desarrolló, a nivel colectivo, el 'orgullo de pertenencia' en ese grupo, que se identificaba, en comparación a otros similares, como 'diferente', tanto en lo que se conseguía y por 'cómo' se conseguía.

¿Sobre que cosas supimos construir aquel ¡equipo de éxito'?

En las posteriores responsabilidades que fui teniendo después de aquella experiencia, utilicé la reflexión sobre aquel caso, volviendo a conseguir convertir otros grupos en 'equipos de éxito', y los puntos más importantes que identifiqué fueron los siguientes:

1) Identificar un 'objetivo' claro. Planificación.

2) Definir los 'roles' dentro del equipo, con compromiso.

3) Respeto mutuo y visión común.

4) Gestión global de equipo. Ambiente de confianza.

5) Comunicación.

6) Gestionar las expectativas y necesidades de cada miembro del equipo.

7) Trabajo en equipo, desarrollando el 'orgullo de pertenencia', para que cada miembro se sienta parte esencial de un todo.

8) Propiciar el buen ambiente de trabajo, con transparencia y equidistancia.

En aquellos tiempos utilicé un libro que me sirvió de guía en mi día a día, se titula El ejecutivo al minuto, de Kenneth Blanchard y Spencer Johnson, en el cual se recomendaba ejercer el liderazgo “en un minuto”.

Se planteaba tanto a la hora de plantear objetivos, que deben ser breves y claros, cuyos informes escritos sobre su evolución no deberían pasar de 250 palabras en un folio, como a la hora de reconocer el trabajo bien hecho, o de corregir las cosas que no funcionen adecuadamente, pero con la premisa de que una cosa y la otra, se realicen en el momento que sucedan; ya que nada es tan desconcertante para quien recibe una corrección, o reprimenda, que ésta esté alejada del momento temporal que la causó.

En mi experiencia, y si tuviera que resumir en dos ingredientes esenciales lo que está en la esencia de los 'equipos de éxito', diría que son la 'confianza' y el 'compromiso'. Todo lo que facilite incrementar estos dos componentes, acercará el éxito al grupo en el que se implemente, produciendo un cambio total en su transformación.

Cualquier empresa está compuesta de personas y todo lo que sea confiar en las personas, entrenándolas y ayudándolas a su desarrollo, remará a favor del éxito del colectivo y ese es el reto de un verdadero líder, implicando e inspirando a su equipo para lograr grandes resultados.

El éxito de cualquier proyecto empresarial pasará por poner el 'foco' en dos colectivos esenciales: por un lado los clientes, a los que hay que tener satisfechos del servicio que les prestamos, pero también los colaboradores y personas que compongan el equipo de trabajo. Cuanto más satisfechos estén éstos, mas valor añadido serán capaces de generar para la empresa, por la que la gestión de personas es una parte determinante del éxito de las empresas.

Ejemplos en la gestión de personas como los que suponen Google, Facebook, Netflix, Dropbox o LinkedIn, demuestran como se consiguen 'equipos de éxito' y marcan el camino del futuro, que no es otra cosa que las buenas practicas ya realizadas en el pasado, y que, ahora, parecen sacrificadas en Europa, inmoladas en el altar de la crisis.

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