Hace unos meses, me enteré que los estudios Universal querían revisitar a los clásicos del cine de terror de los años 30 a través del emblema Dark Universe, reviviendo su catálogo de monstruos.

Como aval de todo esto aparecían actores absolutamente respetables como Tom Cruise, Javier Bardem, Johnny Depp o Rusell Crowe, con el anuncio de una serie de proyectos que protagonizarían continuando la gloriosa tradición de monstruos que encarnaron actores como Bela Lugosi o Boris Karloff entre otros.

A partir de aquí, esto crea ciertas expectativas que lamentablemente se van a venir abajo a las primeras de cambio.

Antes de hablar del problema principal de la película, con toda esta introducción quiero poner de manifiesto el segundo problema en importancia que tiene La momia, y es que no puedes invocar una tradición, unas referencias determinadas, para acabar haciendo algo absolutamente contemporáneo en forma y fondo que no guarda relación alguna con su supuesto referente. Desde luego, de emparentar con algo, emparentaría con la serie de películas de La momia protagonizadas por Brendan Fraser, pero con menos vocación aventurera, y bastante más aburrida.

Pero esto insisto, no es el mayor problema, la cuestión importante es que no respetando tu supuesta concepción inicial, igual acabas haciendo otra cosa, que por si misma tenga cierta calidad. Pero es que tampoco es el caso, la película es anodina, apenas tiene un par de secuencias de cierta brillantez y el resto puro aburrimiento cuando no bochorno.

El film no se sabe por donde va, el curriculum de director y productores está marcado por su participación en sagas como Fast & Furious y Transformers, lo cual ya debería de haberme puesto en aviso antes de ir a ver esto. Y claro, la película, pues parece de aventuras en un principio, luego busca el cine de acción, y todo esto mezclado con terror de sustos y algo de casquería, pero los ingredientes son de tan mala calidad y en proporciones tan inexactas que el cóctel que sale es un batiburrillo anodino, insulso y a veces ridículo.

Respecto a los actores, Tom Cruise, como siempre estrella total y héroe salvador, nada nuevo. La chica, Annabelle Wallis, pelín sosa, pero al menos me entretuve sacándole cierto parecido con Elsa Pataky, y por último Russell Crowe, del que lo único que espero es que le hayan pagado mucho por hacer esto, ya que hacía tiempo que no veía algo tan ridículo y tan patético en una pantalla, interpretando además a un personaje perfectamente innecesario para la trama.

Dicho todo esto, parece claro que mi opinión sobre el film es una enmienda a la totalidad y que nada bueno se puede sacar del mismo. Pues no, algo bueno tiene, y es que gracias a esta película, me entraron una ganas irrefrenables de visionar el film clásico de 1932 dirigido por Karl Freund, protagonizado por Boris Karloff y que no veía desde hacía mucho tiempo, y aquí sí que no me sentí defraudado en modo alguno.

A diferencia del film de Cruise saturado de pirotecnia y artificio, La momia del año 1932 es una cuidada producción con una presencia incontestable de Boris Karloff, y un argumento donde lo onírico, lo sutil, y sobre todo el talento y cuidado de los detalles de quienes lo hicieron, contrasta con esta mezcolanza absurda que se acaba de estrenar.

No pierdan el tiempo en ir a verla, y quédense en su casa viendo La momia original, en la mejor tradición del cine clásico, sin duda disfrutarán de una historia bien contada, para la que sólo necesitaron 72 minutos de metraje (que tome nota el cine actual). Pero sobre todo descubrirán la presencia portentosa de un Boris Karloff hipnótico que sin apenas gesto alguno, transmite más miedo y tensión que todo el arsenal de efectos especiales que despliegan en esta última producción. Lo dicho, no hay mal que por bien no venga, qué gran ocasión para revisitar, o descubrir, el clásico de 1932.

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