"Durante nuestra conversación advertí que la multitud aumentaba, apretándose más. La componían personas de ambos sexos y de todas las clases de la sociedad, espontáneamente venidas por uno de esos llamamientos morales, íntimos, misteriosos, informulados, que no parten de ninguna voz oficial, y resuenan de improviso en los oídos de un pueblo entero, hablándole el balbuciente lenguaje de la inspiración.

La campana de ese arrebato glorioso solo suena cuando son muchos los corazones dispuestos a palpitar en concordancia con su anhelante ritmo. Raras veces presenta la historia ejemplos como aquel, porque el sentimiento patrio no hace milagros sino cuando es una condensación colosal, una unidad sin discrepancias de ningún género, una fuerza irresistible y superior a cuantos obstáculos pueden oponerle los recursos materiales, el genio militar y la muchedumbre de enemigos. El más poderoso genio de la guerra es la conciencia nacional, y la disciplina que da más cohesión el patriotismo.

Estas reflexiones se me ocurren ahora recordando aquellos sucesos. Entonces, y en la famosa mañana de que me ocupo, no estaba mi ánimo para consideraciones de tal índole, mucho menos en presencia de un conflicto popular que de minuto en minuto tomaba proporciones graves. La ansiedad crecía por momentos: en los semblantes había más que ira. Era el tipo de tristeza profunda que precede a las grandes resoluciones. Mientras algunas mujeres proferían gritos lastimosos, oí a muchos hombres discutiendo en voz baja planes de no sé qué inverosímil lucha".

Los anteriores párrafos podrían describir los sucesos ocurridos en Ermua, el 12 de Julio de 1997 y en muchos de las localidades española pero describen los sucesos acaecidos en Madrid el 2 de Mayo de 1808 por Benito Pérez Galdós en el volumen de sus Episodios Nacionales relativos a los sucesos del 2 de Mayo de 1808.

Ambos sucesos supusieron que la sociedad civil asumiera su responsabilidad de tener un protagonismo en el rechazo de una situación que le era inaceptable, de forma independiente y autónoma de unos poderes políticos que no le estaban dando respuesta a sus demandas.

La sociedad civil tiene una fuerza irresistible y superior a cuantos obstáculos pueden oponerle, que escasamente debe hacer uso de dicho potencial, salvo cuando considera que ya no tiene y debe que aceptar determinadas situaciones y se produce en movimiento social, cuya mejor definición es el ¡BASTA YA!.

Brian Jenkins define terrorismo como “el uso calculado de la violencia o la amenaza de violencia para inculcar miedo; destinados a coaccionar o intimidar a gobiernos o sociedades en la búsqueda de objetivos que son generalmente políticos, religiosos o ideológicos ".

Antes del 12 de Julio de 1997 el grupo terrorista ETA llevaba la iniciativa en la generación de violencia y la inculcación de miedo a la sociedad civil española en general y a la sociedad civil vasca en particular pero en aquellas fechas las Sociedad Civil perdió el miedo a la violencia y se movilizo en la calle para hacer una demostración explicita que la iniciativa a partir de ese momento le correspondía.

Los expertos en estrategia conocen que llevar la iniciativa es clave para el éxito de cualquier actividad y la sociedad civil dio en Ermua el primer paso para el final del grupo terrorista ETA, que se hubiera producido más rápidamente si los distintos poderes políticos no hubieran conseguido difuminar este movimiento social pero esa es otra historia.

Lo mismo que el 2 de Mayo de 1808 la sociedad civil, en Madrid y en otras localidades, perdieron el miedo a enfrentarse al Ejército Francés, considerado imbatible en aquellos momentos, desencadenada por la salida de los últimos miembros de la familia real. El 12 de Julio de 1997 la sociedad civil española perdió el miedo a hacer público y explícito su rechazo a ETA y a su entorno de apoyo por el asesinato de un chaval, Miguel Ángel Blanco, que la Sociedad Civil acogió como el hijo o el hermano de cualquiera y no estaban dispuestos a permitir que volviera a suceder.

En estos días, donde se discute sobre el homenaje al recuerdo del asesinato de Miguel Ángel Blanco desde cada una de las perspectivas políticas, lo importante es que la sociedad civil recuerde que tiene una fuerza irresistible que le permite recuperar la iniciativa ante situaciones inaceptables como es el asesinato de nuestro hijo o hermano, Miguel Ángel Blanco.

Miguel Ángel, no te olvidaremos nunca porque la sociedad civil te debe a ti el recuperar del olvido el potencial que lleva dentro.

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