No hace muchos años las biografías eran preparadas por expertos biógrafos que tras años de investigación presentaban, de manera objetiva y profesional, lo que se ha venido conociendo como narrativa biográfica, dentro de la narrativa histórica.

¡Cuántas tardes de lectura enriquecedora! La vida, la historia y el legado de personajes ilustres e influyentes. Libros llenos de cultura viva, semilla de progreso patentado por los demás. Hoy, el ego, como las termitas, va carcomiendo el concepto universal de biografía.

Todo vale para entronizar una jubilación política, artística o deportiva sin solución de continuidad. Las biografías se encajonan en tiradas rosas para lectura de muy pocos, babeo del protagonista y beneficio editorial.

Pasados unos años, la mayoría de esas "biografías" morirán como recuerdos desconocidos, sin legados enriquecedores... serán parte de mercadillos domingueros para coleccionistas especializados, que no significa eruditos. Toda historia escrita sin la perpectiva objetiva de la crítica intelectual o popular será, simplemente, un panfleto ególatra.

Nos estamos olvidando de esos libros concebidos tras años de investigación para poder ofrecer la persona su terruño, su trabajo, sus logros sociales, su herencia científica, su programa de futuro... Nos estamos olvidando de lo que es la "biografía de...".

La pobreza intelectual va muy unida a la inmediatez, a la velocidad del internet, a querer ver el epitafio antes del entierro y todo por unas cuantas monedas.

Cambiemos los nombres a ciertos conceptos. Las historias pueden ser vivencias pero no todas son biografías.

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