Nadie en su sano juicio pretendía que el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, acudiese el pasado día 26 a la Audiencia Nacional a pronunciar una conferencia magistral sobre economía política, pero tampoco es de recibo el alardear de ignorancia supina en torno a las de su partido. Las campañas electorales, sin ir más lejos,  demandan ingentes cantidades de dinero y las formaciones políticas, hasta la fecha nunca van sobradas de numerario, teniendo que recurrir a múltiples estrategias. El negarlo sería de imbéciles.

A don Mariano lo que le viene salvando es la manifiesta inoperancia y cortedad de los líderes de la oposición, entre los que destaca por propios méritos el secretario general del PSOE con sus bandazos y permanentes cambios de criterio. Por su parte, el presidente se blinda en exceso con su pléyade de justificadores, destacando entre ellos Martínez Maillo quien en su intervención en la tertulia de debate El Cascabel efectuó una cerrada defensa del jefe del Ejecutivo hasta rozar el ridículo, cuando tal actitud, en contra de lo opinado en el PP, no gusta a los ciudadanos por entender que lo pretendido es tomarles por idiotas.

La insistencia por parte de Rajoy en esa política que se mueve entre la indolencia y la tolerancia, lo único que genera en la sociedad es sensación de debilidad, que en nada le beneficia para afrontar el gran problema que está generando el Gobierno catalán con su referéndum independentista. Hay que llegar a soportar declaraciones como las efectuadas por Carles Puigdemont en Le Figaro, entre otras como las siguientes: "suspendiéndome o expulsándome de mi despacho, Madrid no va a anular esta voluntad, no existe un poder lo suficientemente fuerte para cerrar el gran colegio electoral que será Cataluña el 1º de octubre". No renunciará al referéndum aunque lo prohíba el Constitucional, asegurando que ignorará a este tribunal si suspende la ley de referéndum. ¿Qué más barbaridades de pueden añadir?

Son muchos los defensores del separatismo que durante años han venido repitiendo machaconamente el mantra de "España nos roba", quienes tras comprobar lo que sucede en su comunidad ya lo han enterrado. Tras descubrir los atropellos y corrupción presuntamente cometidos por sus políticos amasando puercas fortunas enriqueciendo a sus cachorros a costa del el dinero público.

Por el momento el resto de España aguarda como se propondrá Rajoy el atajar la amenaza secesionista con referéndum incluido. Suprimiendo el vacacional mes de agosto, solo restan cuatro semanas para solucionar tan engorroso y complejo tema, que al margen de lo que suceda dejará marcados por el odio a miles de jóvenes, y menos jóvenes, catalanes sin la menor culpa, pero que padecerán en muchos casos en el seno de sus propias familias por la dejación de unos y empecinamiento de otros.

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