Sangre en polvo

Protestas durante los registros de la Guardia Civil en varias instituciones catalanas Efe

Nunca tan pocos hicieron tanto daño, hasta el punto en el que ya todos los ciudadanos hemos creado en nuestra mente una liquidación provisional de la nación hasta hoy conocida como España.

¿Quién termina este contrato territorial con su cuenta en positivo? Aquellos que dicen perder más. Curiosamente suele ser así. Cierto que las aportaciones a la solidaridad constitucional son mayores en comunidades que han sido tradicionalmente sede de las principales industrias del país, y más allá de las cuestiones geoestratégicas, lo han sido por una costumbre de trato diferenciado y privilegiado que quizás ha tenido mucho más de imprudente que de inteligente.

Aunque parece que en Cataluña el enfrentamiento físico y violento es inevitable, existe un temor de quienes lo están provocando a ser identificados públicamente como sus culpables. Cualquier daño pesará en la conciencia de esos politicuchos que han querido pasar a la historia por crear enfrentamiento y odio allí donde no existía.

No deja de ser llamativo que en pleno siglo XXI la raza humana siga utilizando el nacionalismo y la religión para crear discordia ocultando cualquier ambición personal, sea del tipo que sea. Y así seguimos, matando y muriendo por fronteras inventadas que levantan muros de odio imaginarios que el tiempo convierte en polvo.