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Un referéndum contra la Historia: entrevista a doña Universalidad del Sufragio

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P: Su nombre llama poderosamente mi atención, doña Universalidad del Sufragio.

R: Nací al principio de los tiempos, cuando las personas se nombraban describiendo el sentido de sus vidas. Universalidad del Sufragio responde a la asignación de una misión muy especial: el reconocimiento del principio de Sufragio Universal en el ordenamiento jurídico mundial, convirtiéndose en un derecho. En ello estoy, desde que mis ojos vieron la luz.

P: ¿Qué tiene el principio de Sufragio Universal para que signifique tanto para usted?

R: Es consustancial a la dignidad de la persona. Da voz a todos. Evita someter a los débiles a los fines de los fuertes. La idea es muy antigua. Tanto que está escrita en latín: Quod omnes tangit ab omnibus debet approbari (lo que a todos atañe, por todos debe ser aprobado). Así reza la regla nº 29 del Libro sexto de De regulis iuris del derecho romano, puesta por escrito en 1298. Su espíritu todo lo dice.

P: Si le parece, doña Universalidad, pasemos de la teoría a la práctica. ¿Cuál sería su opinión sobre el estado del derecho de Sufragio Universal en nuestro entorno europeo?

R: Hay mucho que hacer, empezando por España, por cierto, país oriundo de este diario.

P: Pero, ¿no está plenamente aceptado el derecho de Sufragio Universal en las leyes españolas, desde la incorporación en 1931 del sufragio femenino?

R: El adjetivo universal, con que usted califica al sufragio, tiene y ha tenido, a lo largo de la historia, un significado relativo, según los convencionalismos de cada época.

Permítame ilustrar históricamente este análisis:

La ley electoral de 9 de abril de 1868 citaba literalmente la expresión “sufragio universal” en su Título, Preámbulo y Artículo Tercero, dándose por supuesto que el término universal se refería solo a los varones. La exclusión de la mujer se daba por supuesta. Tanto es así, que ni siquiera se citaba en el texto legal. Todas las expectativas se consideraron cubiertas, al incorporar a todos los varones que, según la ley anterior, no podían votar si no alcanzaban cierto nivel económico, cultural o profesional (sufragio censitario). De ahí la utilización del término universal aunque, de facto, se estuviese excluyendo, como poco, al 50% de la población. Se calificaba de universal lo que, en realidad, no lo era, por los prejuicios propios de la época.

Aunque con distintos parámetros, esta ficción sigue dándose en el contexto histórico actual. La incorporación del voto femenino en 1931, aludida por Vd., fue solo un importante paso más, como lo fue en 1868 el voto universal masculino, aunque desgraciadamente, en las elecciones de 1879 volvió a instaurarse el sufragio censitario.

P: Doña Universalidad, dentro de este proceso histórico, una vez conseguido el sufragio femenino, ¿cuál sería el siguiente paso?

R: La supresión de las fronteras europeas, tal y como hoy las entendemos.

P:¿Qué quiere usted decir exactamente?

R: La máxima Lo que a todos atañe, por todos debe ser aprobado ha de desarrollarse también en el contexto europeo. Como muestra un botón: los responsables políticos alemanes, frecuentemente, toman decisiones que conciernen gravemente a la economía española, ya positiva, ya negativamente; mientras que los ciudadanos españoles se enteran por la prensa; y, para más inri, no existe conciencia clara de esta violación del principio de Sufragio Universal, como, por ejemplo, a finales del XIX y principios del XX, con respecto al sufragio femenino. Pero todo se andará.

Si, ayer, no era democrático votar excluyendo a las personas pobres y a las mujeres, por idénticas razones, hoy, tampoco lo es que los ciudadanos alemanes voten, excluyendo a los ciudadanos españoles, un programa económico que a todos afecta.

P: Cristalino. Hablando de votaciones, ¿qué opina sobre el referéndum de autodeterminación de Cataluña?

R: Se escapa al sentido común que la secesión de Cataluña no atañe al resto de España, obviándose las gravísimas consecuencias tanto políticas, como económicas, como sociales para el conjunto de los españoles. Es más de lo mismo. No es democrático votar excluyendo.

P: ¿Qué opina de la posición de los diferentes partidos?

R: Llueve sobre mojado. Me explico. Me dolió, entonces, que todos los partidos nacionales de izquierda, excepto el PSOE, con la honrosa excepción de Dª Clara Campoamor, el 1 de octubre de 1931, en las cortes constituyentes de la Segunda República, votaran en contra del sufragio femenino, traicionando el principio de Sufragio Universal por pura estrategia política. Consúltese, en el Diario de Sesiones de las Cortes Españolas, libro 48, páginas 1351-1361, como doña Victoria Kent, diputada de izquierdas, apoyada por los partidos Acción Republicana, Partido Radical Socialista y Partido Radical, entre otros, se pronuncia contra el sufragio femenino, argumentando, en resumen, que la mujer votaría masivamente a la derecha, perjudicando gravemente a la República.

Y, hoy, vuelve a dolerme, por idénticas razones, la posición de los actuales partidos nacionales de izquierda. ¡Ojalá! rectifiquen, y no se vuelva a dar la espalda al principio de Sufragio Universal por tactismo. Tan antidemocrático es votar excluyendo por razones de sexo, como por lugar de nacimiento.

¡Ojalá! PP, PSOE y C’s hagan un sólido frente contra este golpe a la democracia, aplicando firmemente el ordenamiento jurídico. Afortunadamente, en España no sucede como en Gran Bretaña, cuyas leyes permitieron que lo que atañía a todo Reino Unido fuese aprobado solo por los escoceses.

P: Difícil lo tiene Vd.

R: Soy optimista. En todas las épocas he encontrado y encontraré personas valientes y honradas que escuchen mi voz. Como, por ejemplo, doña Clara Campoamor.