Así lo vimos mucha gente.

Vimos abandonados a su suerte a unos servidores públicos que sólo cumplían con lo que les había ordenado el Poder judicial.

Vimos cómo les ponían las papeletas delante de la cara, les provocaban, les empujaban, les insultaban y humillaban y ellos lo soportaban estoicamente, sin mover un dedo.

Las pocas reacciones que hubo no pueden echárseles en cara, porque se vieron atacados en todo momento y traicionados y abandonados por los Mossos d' Esquadra. Por muchas flores que enseñaran los manifestantes y muchas manos en alto que mostraran no actuaban pacíficamente. Todos vimos cómo acorralaban a la policía, cómo les atacaban cuando saltaban de un muro para que cayeran, cómo les golpeaban en el pecho y se les encaraban con la papeleta en la mano.

Fue una sensación de abandono, de haberlos echado a los lobos sin dejarles actuar, de estar siendo escudo de políticos cobardes que podían haber evitado esa situación tan triste y humillante. Si hay una palabra para ese día fue tristeza.

Tristeza por ellos y tristeza por ver cómo tanta gente en Cataluña se siente superior a todos los demás españoles.

El nazismo de nuevo, la persecución del diferente, y además lo intentan vender como democracia. ¡Qué ignorancia de unos y qué desfachatez de todos!

Ha sido el rey, el rey valiente como le ha llamado PedroJota, el que el miércoles por la noche, con su intervención, nos ha devuelto la esperanza.

Colabora con el blog

Forma parte de los contenidos del Blog del Suscriptor
Escribir un artículo