Opinión

20 preguntas a Rajoy y una reflexión desesperada

El jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy.

El jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy. Efe

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¿Qué más ha de ocurrir para que el Gobierno de España actúe, señor Rajoy? ¿Hasta dónde más puede tragar usted y cuánto más nos va a hacer tragar a las gentes de España, catalanes y no catalanes, incluso a los que le hemos votado y que esperamos una defensa valiente de nuestra Legalidad, de nuestra Historia, de nuestro País y de nuestro Futuro?

¿Hasta dónde más han de ser humilladas nuestras Fuerzas de Seguridad, expulsadas de hoteles y de pueblos como apestados? ¿Cuántos días más han de tragarse las lágrimas y aguantar un nudo en la garganta los chavales no independentistas, en los colegios catalanes?

¿Por qué dijo usted y su gobierno que no habría ni referéndum, ni urnas, ni papeletas y que tenían todos los escenarios previstos, cuando era falso? ¿Por qué no se intervinieron las urnas y las papeletas al final de la jornada del 1 de octubre, mientras se contaban (o se hacía como que se contaban) votos y se inventaban resultados, tranquilamente?

¿Es usted consciente de la desesperanza y del sentimiento de derrota que provoca su insoportable quietud, que con mucha frecuencia se parece a la cobardía?

¿Por qué la Generalitat está ganando la batalla mediática internacional?

¿Qué sintió, señor Rajoy, cuando escuchó las palabras del Rey, con los puños apretados, diciendo que "es responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de Derecho y el autogobierno de Cataluña, basado en la Constitución y en su Estatuto de Autonomía"? ¿Se dio usted por aludido o se sintió, al menos, incómodo?.

¿Su inmovilidad obedece al miedo, señor Rajoy? ¿Si así fuera, cree que los españoles podemos estar tranquilos cuando usted nos pide tranquilidad? ¿Y si no fuera así, por qué no asumió antes su falta de valor?

¿Es usted consciente de que sus estrategias electoralistas, gobierno, su reelección, el resto de partidos y todos los políticos son insignificantes frente a lo que realmente nos jugamos?

¿No actúa usted porque no cuenta con el apoyo necesario, de quién , señor Rajoy, del señor Sánchez perdido en su rencor y en su imaginaria plurinacionalidad de España, de los nacionalistas que estirarán hasta desgarrarnos, o de Podemos, odiador visceral de cualquier valor o símbolo histórico compartido por los españoles? ¿De quién de ellos necesita apoyos usted y su mayoría absoluta en el Senado, señor Rajoy?

¿Es usted consciente de que se notan demasiado sus ganas de negociar con los golpistas de la Generalitat? ¿Es usted consciente de que la rendición, por más que se disfrace de diálogo y de intermediarios, con mitra o sin ella, no es una opción, ni siquiera para una sociedad como la española, cómoda y acostumbrada a comulgar con ruedas de molino?

¿Espera usted a que Puigdemont de el siguiente paso para actuar?. ¿No le parecen suficientes los pasos ya dados? ¿Y usted, por qué no da algún paso convincente antes de que Puigdemont declare la independencia? ¿O quizás espera a que no haya paso siguiente; y si no hubiera declaración de independencia, qué pasaría señor Rajoy, borrón y cuenta nueva, se permitiría que el señor Puigdemont siguiera libre, hasta el siguiente asalto, gobernando para media Cataluña, fomentando y subvencionando el odio hacia la otra media, que permanece callada porque desde hace años se siente indefensa e infamemente abandonada por los gobiernos de España?

Hoy, la profética aseveración machadiana, “una de las dos españas ha de helarte el corazón” se clava como un estilete en la esperanza. La que a mí me lo hiela es la que no pregunta, la silenciosa, la que no responde, la que mira para otro lado, la que se conforma, la indiferente, la que no cuenta.