Opinión

Al borde del abismo, ¿o no?

La manifestación a favor de la unidad en Barcelona.

La manifestación a favor de la unidad en Barcelona. Efe

  1. Opinión
  2. Blog del suscriptor

Cuando redacto esta columna en la mañana del sábado, ignoro si cuando le lleguen estos comentarios habrán sido ya sobrepasados por los acontecimientos, dada la rapidez con que se viene desarrollando el conflicto derivado del proceso de independencia de Cataluña.

El Rey envió el martes el mensaje más contundente de un monarca parlamentario en Europa en décadas. Denunció con rotundidad a la actual Generalitat. Y urgió a los poderes legítimos del Estado -apelación clara a Rajoy, pero también a Pedro Sánchez, al fiscal general del Estado, a los miembros del Tribunal Constitucional, etcétera- para que den ya todos los pasos necesarios para que se haga cumplir la Ley y la Constitución en Cataluña y se acabe con "una deslealtad inadmisible", visualizada en el exterior con una intensa campaña de desprestigio.

Don Felipe fue rotundo en su compromiso como Rey "con la unidad y la permanencia de España". El Monarca puso su corona sobre el tapete; sólo la podrá mantener si los soberanistas pierden su órdago. La Constitución convierte al Monarca en "símbolo de la unidad y permanencia del Estado", y acaba de constatarse que no se trata de una mera frase hecha retórica de los constitucionalistas.

El discurso del Rey generó la aparición de mediadores en el conflicto. El presidente de la Generalitat sigue empeñado en internacionalizar sus demandas. Puigdemont pidió una "mediación internacional" que esté "apadrinada" por la UE para conseguir la "distensión" de las relaciones entre los ejecutivos central y autonómico. Varios dirigentes políticos también se ofrecieron como mediadores. Miquel Iceta, el líder del PSC, se ofreció a interceder entre el Puigdemont y Rajoy para que no haya "ni DUI ni 155", es decir, ni declaración unilateral de independencia ni aplicar el artículo 155

La hostilidad de los separatistas hacia la Guardia Civil y la Policía Nacional ha generado una reacción españolista en varias ciudades con exhibición de banderas nacionales, y muestras de admiración hacia dichos cuerpos.

Mientras Puigdemont ha solicitado comparecer en el Parlament el martes, el mundo empresarial ha rechazado el procés, que no sólo supone un ataque a la unidad de España sino también un grave quebranto económico. Gas Natural Fenosa ha acordado instalarse en Madrid y siguen la salida Banco Sabadell, Caixabank, Oryzon, Dogi y Service Point, entre otras.

Por su parte, el Papa reiteró a España su oposición a la independencia de Cataluña. El embajador español ante la Santa Sede conversó con el Pontífice el lunes pasado y no recibió ninguna petición de mediación o “negociación fuera de la ley”.

Artur Mas ha reconocido, ahora, que Cataluña no está preparada para una independencia real y se perciben rumores de renuncia al procés. No lo creo: los radicales mueren matando. En todo caso, la semilla del odio ha brotado aquí junto a otros populismos que amenazan a Europa.