Puertas abiertas en el Congreso de los Diputados

Como todos los años las puertas se abren y comienza la celebración. Dicho así, podríamos referirnos a cualquier representación teatral. Pero no nos engañemos, dada la fecha, nos referimos a los actos de conmemoración del aniversario de la Constitución y las puertas que se abren son las del Congreso de los Diputados.

Este año el pueblo ha hablado hasta la saciedad de la misma y del artículo 155, convirtiéndose así en la manzana de oro, generando discordia entre la España que muere y la que bosteza, como diría el poeta andaluz. Pero como es tradición, las puertas del Congreso se abren al populus y los más avezados conseguirán sentarse en uno de esos escaños que tan frecuentemente aparecen vacíos o que han sido visitados por los brazos de Morfeo e incluso han protagonizado alguna sonada partida al Candy Crush en medio del Debate del estado de la Nación o la lectura placentera de algún libro. De hecho están de suerte porque el próximo día 31 de diciembre para sus legítimos ocupantes expira el contrato de telefonía móvil y para ello el Congreso cuenta con un presupuesto aproximado de 1,6 millones de euros para la sustitución del obsoleto iPhone 6 por un iPhone 7.

También podrán observar los visitantes los agujeros que dejaron los impactos de bala producidos aquél fatídico 23 de febrero de 1981, que generaron tanto peligro como el que genera el actual agujero del Fondo de Pensiones. Igualmente hay que decir que es el lugar donde se han reprobado a algunos ministros. Sonada fue la reprobación al Ministro de Hacienda por la amnistía fiscal que benefició a defraudadores, vulnerando la Constitución e incrementando la carga impositiva de los contribuyentes, a esos mismos que se le abren las puertas una vez al año y las urnas cada cuatro.

Quizás los asombrados visitantes incluso conozcan la labor investigadora del Congreso con las diferentes comisiones realizadas. Algunas, hay que reconocerlo han resultado esperpénticas; el presidente de una de ellas afirmó haberse enterado por la prensa de la negativa de un tribunal de remitirle la información solicitada sobre un caso de presunta financiación ilegal de un partido político. Va a resultar cierto que las naciones prosperan o decaen con su prensa, Pulitzer dixit.

No estaría de más que el madrugador visitante pudiera utilizar la cafetería del Congreso, por aquello de sus precios populares, los cuales consiguieron que un diputado tuiteara que su primer desayuno le costó 2,45 euros, resultándole más barato que el de la facultad.

Pese a todo, la verdad es que me hubiera gustado visitar el Congreso pero hay demasiada contaminación en Madrid.