La autora de Las Meninas.

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'La autora de Las Meninas'

Mario Martín Lucas
Publicada
Actualizada

Crítica teatral a 'La autora de Las Meninas', producción del Centro Dramático Nacional, exhibida en el Teatro Valle Inclán, de Madrid, con texto original y dirección de Ernesto Caballero, protagonizada por Carmen Machi.

Me gusta acudir a cada nuevo espectáculo teatral con la mente como un lienzo en blanco, preparado para recibir cada uno de los efectos del mismo, sin juicios previos, aunque cuando hace unos días me dirigía a ver La autora de Las Meninas, estaba convencido de que la calidad, como actriz, de Carmen Machi me reportaría una delicatessen que paladear, pero al terminar la función, mi expectativas previas se superaron, ya que su trabajo es sencillamente espectacular, rozando lo brutal… en una nueva demostración de capacidad interpretativa, dotada tanto para la comedia, como para el drama, con el ripio añadido de pasar de un rol a otro, de forma inmediata y dentro de la misma escena… ¡sencillamente fantástica!



Pero además me encontré con un texto original, que sabe utilizar el humor como cordón umbilical al que mantener prendido a cualquier espectador, desde los más asiduos a los más ocasionales, incluyendo unos potentes guiños críticos, y ello es mérito de Ernesto Caballero que construye una historia ficcionada (o quizás no tanto) que ubica en el año 2037, en una España, que no habiendo sido capaz de superar la crisis explosionada casi treinta años antes, es gobernada por el partido político Pueblo en pie, que como medida para conseguir nuevos fondos con los que hacer frente a los gastos sociales, propone, a través del Ministerio de Igualdad y Asuntos Sociales y de Género, con competencias de cultura asumidas, la venta del patrimonio artístico español, empezando por el conocido cuadro de Velázquez, Las Meninas; encargando a la monja copista, Sor Ángela, hacer una reproducción del mismo para reemplazar al original, cuya venta se ha acordado con un país boyante en petrodólares.



El desarrollo de la trama y del propio personaje interpretado por Carmen Machi, es toda una alegoría sobre el valor de las copias en nuestro mundo actual y nuestra sociedad, donde la originalidad es orillada por miles de repeticiones o réplicas, hasta el extremo de que en el propio mundo de los negocios, o de la empresa, se ha constituido como filosofía aplicar lo que se conoce como mejores prácticas, lo cual no es sino reproducir, y copiar, lo que otros crearon y desarrollan con éxito.



Sor Ángela es una copista, convertida en referencia social e influencer de mitad del siglo XXI, a través de Twitter e Instagram; y lo es tanto cuando replica a Velázquez en sus Meninas, como cuando lo hace a Kandinsky, más allá de los efectos de la vanidad sobre ella.



Caballero nos sorprende con su historia y pone todos los medios necesarios para el lucimiento de Carmen Machi, con unos elementos técnicos sutiles que nunca quitan el protagonismo a quien de verdad lo tiene, destacando la iluminación y sencilla escenografía de Paco Azorín, junto con las proyecciones de vídeo de Pedro Chamizo.



Acompañan sobre la escena a Machi, Mireia Aixalà en el personaje de Alicia, la directora del museo del Prado, y Francisco Reyes, como Adrián, el vigilante jurado nocturno, estudiante de humanidades, dotado de perfiles satánicos y celestiales a la vez, contrapunto a Sor Ángela, también en lo físico. Una y otro desempeñan un correcto trabajo, aunque al principio chirría algo la presencia de Reyes y también su dicción. Convertida Aixalà, de forma creíble, en el habitual personaje de nuestra política, obediente con quien la nombró.



El texto es para no perderse nada de él, hay referencias a Walter Benjamin, a Kurt Schwitters, al movimiento Dadá (dadaísmo) del que fue excluido el anterior; a Filippo Tommaso Marinetti con su Manifiesto Futurista; trufadas de guiños de Machi, tanto a las performances de Marina Abramović, como recreando El grito de Munch y la aparición en las proyecciones de la imagen del famoso urinario de Duchamp, icono del arte conceptual. Todo ello dentro de una distopía satírica en la que la Unión Europea ya no existe (2037) y Cataluña solicita la anexión a España, tras decidirlo así en referéndum.



La autora de Las Meninas nos brinda la oportunidad de disfrutar de una actriz pletórica y en estado de gracia, como es Carmen Machi, a través de un original texto de Ernesto Caballero, que, como tantas veces ocurre en el teatro español, utiliza el esperpento para reflejar la realidad de los graves problemas que nos asolan, ojalá no sea profético en su visión sobre nuestro futuro dentro de veinte años; mientras tanto aprovechen la oportunidad de ver este espectáculo.

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