La Navidad está dentro de ti

Representación de la estrella que guió a los reyes magos. Gtres.

Lo mejor de la Navidad es la Navidad. Aunque parezca obvio poco a poco la hemos desvirtuado, la hemos prostituido, hasta el extremo de reducirla a un alumbrado bonito, compras compulsivas y villancicos. Uno de los que me ha acompañado desde que nací es Happy Christmas (War is Over) de John Lennon y Yoko Ono. Como todas las canciones tiene una historia detrás y no es otra que la de ser un himno pacifista eligiendo la Navidad como el momento idóneo para transmitir su mensaje de paz.

Efectivamente, como dice su estribillo war is over if you want it (la guerra ha terminado si tu quieres) la guerra de Vietnam terminó pero continuamos con otras y seguimos empeñados en golpearnos con la quijada de burro sembrando el odio y la destrucción. Es cierto que poco podemos hacer para evitar las guerras que actualmente se libran a lo largo del planeta, tenemos poca capacidad de maniobra pero no por ello podemos mirar para otro lado. Podemos y debemos cambiar el mundo, es fácil, sólo sería necesario que nos cambiáramos a nosotros, a fin de cuentas somos nuestro propio demonio y hacemos de nuestro mundo nuestro infierno.

Infierno al que condenamos a todos aquellos con los que nos relacionamos. Convertidos en idiotas en el sentido etimológico de la palabra, es decir, en aquellos que se preocupaban sólo de sí mismos olvidamos la empatía, la capacidad de ponernos en lugar del otro y pensar en lo que siente y es precisamente este egocentrismo unido a la competitividad que se nos impone lo que nos lleva a ver al otro como un adversario a quien derribar en vez de un ser humano a quien ayudar.

En unas fechas en las que los psicólogos nos advierten de los problemas que podemos generar a nuestros pequeños con una cantidad excesiva de regalos, uno de cada tres niños en España están en riesgo de pobreza o exclusión social clama Save the Children. De la misma manera Cáritas constata que siete de cada diez hogares españoles no perciben los efectos de la recuperación económica, al mismo tiempo que conocemos los casos de corrupción y el importe resultante de la misma. Conductas que además de ser reprochables penalmente causan un tremendo sufrimiento entre quienes menos tienen generando más desigualdades. Sumándose a las ya existentes por razón de género, por la distribución de la riqueza, por la distribución injusta de la tierra o por la inversión y el gasto público.

Ojalá algún día pudiéramos cantar como Lenon que las desigualdades han terminado si tu quieres porque estamos en este mundo para vivir en armonía y quienes lo saben no luchan entre sí.