La debacle del Partido Popular en Cataluña ha encendido todas las alarmas en el Gobierno. Ante el ya fundado temor de extensión de los resultados de Ciudadanos en Cataluña al resto de España, el PP se plantea una estrategia que enturbia el pacto de presupuestos ya firmado entre Rivera y Rajoy para 2018.

Ciudadanos ya no se ve en el futuro próximo como el socio perfecto que arranca compromisos, ahora aparece como una amenaza que se adivina en el horizonte al frente de muchos gobiernos autonómicos e incluso el central y eso está provocando muchos nervios en la maquinaria institucional , propagandística y sobre todo electoral  pepera.

De nuevo los populares idean planes para evitar que Cs les pise terreno, y me temo que lo van a hacer como siempre:  desprestigiando e inventando falsas informaciones o buscando compulsivamente algo que pudiera manchar la imagen impoluta de los cargos públicos y futuros candidatos naranjas.

La gestión de la crisis catalana ha sido asumida por el Gobierno central popular sin que su sucursal catalana haya hecho nada para recuperar un electorado que ya es y será de Cs. Nadie ha gestionado tan coherentemente la crisis identitaria catalana y con tanta solvencia como Cs, y tengo que decir que ha sido en los peores momentos del pulso secesionista cuando mejor se ha visto la consistencia de la  ideología naranja firmemente asentada en valores democráticos constitucionalistas.

Era cuestión de tiempo que el ciudadano español convencido de su nacionalidad viera el titánico trabajo que está realizando Ciudadanos en Cataluña, y no sólo ahí, el resto de España también mejora con sus políticas. El voto útil, sin duda el naranja.

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