Opinión

Cs a la Moncloa

Ines Arrimadas y Albert Rivera durante un acto de la campaña catalana.

Ines Arrimadas y Albert Rivera durante un acto de la campaña catalana. Efe

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Hoy por hoy y con los datos que manejan y publican todos los sondeos Ciudadanos puede instalarse en la Moncloa. De haber elecciones, y teniendo en cuenta la provisionalidad de los datos que otorgan las encuestas, Ciudadanos estaría en condiciones de ejecutar su plan de Gobierno nacional desde la Presidencia.

Ahora ya no se trata de a qué gobierno apoya Cs, hoy en día es al revés: ¿quién apoyaría al gobierno reformista que Albert Rivera y los suyos proponen? No es un disparate afirmar que Ciudadanos es prácticamente el único grupo político capaz de gestionar coherentemente cualquier crisis que pudiera acontecer, (quedó y queda meridianamente claro con lo visto y lo que queda por ver en Cataluña). Y ello legitima al grupo naranja a ocupar el gobierno de las próximas legislaturas, legislaturas que plantean reformas demasiado importantes como para se ejecuten por grupos políticos inundados de corrupción, otros con ideas extravagantes de modelos territoriales diversos o aquellos que atesoran ideologías demagogas e inoperantes propias de la extrema izquierda obsoleta que ya ni ellos creen.

Tampoco se aleja de la realidad una previsión de multitud de gobiernos municipales y autonómicos dirigidos por Cs. Los diputados, ediles y demás representantes públicos de Ciudadanos cuentan ya con una experiencia en el funcionamiento de diversas instancias administrativas que les ha hecho ser conscientes no sólo de que son capaces de gobernar, sino de que además pueden hacerlo infinitamente mejor que quienes actualmente lo hacen.

La receta del éxito de Cs reside en el uso de un ideario basado en los auténticos fundamentos integradores del nacimiento de nuestra democracia y en un equipo humano descontaminado de cualquier influencia política anterior, parece simple, ¿verdad?

La redefinición del Estado que se dibuja ya en el horizonte ha de pasar necesariamente por la actualización de nuestra norma suprema, pero no para la inclusión de las peregrinas ocurrencias de irresponsables políticos, sino para el establecimiento de un marco de convivencia adecuado para otros cuarenta años de cohesión, progreso y paz social.

Esta quimera solo parece posible con el mando de Ciudadanos, ya que es el único partido político que parece tener claro el modelo organizativo territorial y una sólida estrategia económica ligada al mantenimiento del poder adquisitivo de una clase media de cuyo crecimiento y bienestar depende el progreso de España como nación Europea.

Ya hace cuatro años que algunos, (entre los que me encuentro), vaticinamos el crecimiento lento pero seguro de este grupo político, y es que el tiempo jugó y juega en favor de las políticas que obvian la demagogia y dedican todos sus esfuerzos a convertir en realidad las políticas que desde su creación han prometido, llámenlo coherencia.

Ahora esta ciencia inexacta llamada electoralismo se hace dueña del panorama político, por ello los que han vivido de esto y ven en Ciudadanos una grave amenaza a sus intereses personales lucharán con todo por seguir haciéndolo, seamos testigos conscientes.