Las últimas encuestas publicadas tras la celebración de las elecciones autonómicas catalanas del pasado 21-D, vienen a confirmar no sólo la progresión y consolidación de Ciudadanos, sino que el bipartidismo en sí como sistema está tocado de muerte.

Los de Rivera evolucionan muy favorablemente, y amén de la animadversión que provocan en su señoría Gabriel Rufián, se han convertido en una gran preocupación para los prohombres del Partido Popular y del Partido Socialista, quienes inicialmente consideraron que las formaciones nacidas bajo el paraguas de la denominada nueva política, tenían carácter coyuntural y fecha de caducidad, que lo suyo era cuestión de tiempo. Sin embargo, las aguas no han vuelto a su cauce, y aunque Podemos ha perdido intensidad, la formación naranja anda disparada, crecida y fortalecida, convirtiéndose en una amenaza de consideración para el viejo eje izquierda-derecha.

Las encuestas pronostican que el avance de Ciudadanos les llevaría a recibir un millón y medio más de votos que los obtenidos en las elecciones generales de junio de 2016, alcanzando en el arco parlamentario entre 50 y 90 escaños, y a  arrebatar tanto a PP como a PSOE en las próximas elecciones autonómicas y municipales muchos de los puestos que en la actualidad ostentan, dado que el trasvase de votos proviene de ambos flancos, reafirmándose que Ciudadanos no se sitúa ni a la izquierda del Padre ni a la derecha del Hijo, lo suyo va de otra cosa.

La formación naranja se ha consolidado sin haber entrado en ningún gobierno y prácticamente sin historia que lo avale, sin embargo desde su irrupción en el panorama político nacional ha demostrado responsabilidad y sentido de Estado. Ha acudido cada vez que ha sido llamado, y aun resultando la cuarta fuerza política en el hemiciclo, ha sido capaz de negociar y consensuar, tanto un Acuerdo de gobierno con el PSOE en febrero de 2016, como un Pacto de investidura con el PP en agosto de 2016, con el objetivo de dar estabilidad a España. En ambos casos fueron incluidos Puntos y Medidas con ADN ciudadano.

Determinante, muy determinante ha sido el papel jugado en la cuestión catalana, su causa original. No solo ha mostrado apoyo incondicional y sin fisuras al Gobierno de la nación en la aplicación del artículo 155 de la Constitución ante la intentona de Declaración Unilateral de Independencia del separatismo catalán, sino que ha mantenido una posición firme y contundente en su compromiso con la unidad de España y el cumplimiento del orden jurídico constitucional, alineándose desde sus inicios y hasta el día de hoy con esa silenciada y descohesionada sociedad catalana que ha sabido poner en valor que para Ciudadanos España es su condición sine qua non.

Sin embargo la trayectoria de Ciudadanos no se limita a estas secuencias, va más allá  y  tras la celebración de la primera ejecutiva de este año, Rivera ya ha anunciado iniciativas legislativas para afrontar importantes reformas, tanto en el mercado laboral, en el obsoleto y anquilosado sistema electoral, en relación a  eliminación de aforamientos a políticos y prohibición de indultos a condenados por casos de corrupción, despolitización de la Fiscalía y del Consejo General del Poder Judicial, así como sobre regulación de los lobbies. Pisando fuerte.

Ciudadanos va bien, muy bien, in crescendo, y esta circunstancia preocupa muy mucho al resto de formaciones políticas. Muy temidos están los rufianes, maíllos, hernandos y compañías varias, que a la pregunta ¿Ciudadano, tú?, ya no sorprenda la respuesta: Sí, sí. Ciudadano yo, y este y ese y aquel…

Colabora con el blog

Forma parte de los contenidos del Blog del Suscriptor
Escribir un artículo