Opinión

La pelota está en su tejado

Puigdemont durante la entrevista.

Puigdemont durante la entrevista.

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Con las últimas declaraciones de Puigdemont, el “problema catalán” va en sentido de enquistarse y convertirse en un problema endémico. Lo que al principio a los catalanes nos provocaba preocupación, por no saber hasta donde iban a ser capaces de llegar, se convirtió luego en un sentimiento de hastío y ahora nos provoca una enorme desesperación e impotencia.

Hace un tiempo me interesaba el problema de Palestina e Israel, por lo que me compré varios libros y escuché varios debates para entenderlo en profundidad. No obstante, con el tiempo pasé de la preocupación al hastío y ahí me quedé, sin pasar al sentimiento de desesperación al ser un problema que consideraba que no me afectaba tan de cerca. Pero en el proceso vi un vídeo que me sorprendió, donde el speaker tenía la teoría de que el problema podía parecer tremendamente complejo en su diagnóstico pero que la solución era bien simple: qué los Palestinos aceptasen la existencia de Israel. Creo que los españoles y en concreto los catalanes tenemos mucho que aprender de esta solución tan sencilla.

Mucho se ha dicho y escrito del diagnóstico, y en eso difícilmente nos pondremos de acuerdo independentistas y no independentistas. Mi opinión sobre el diagnóstico es que en Cataluña hay una gran parte de la población, que por los motivos que sean, ha asumido una ideología nacionalista de corte étnico, perversa ya que se basa en la superioridad de la etnia catalana sobre la española, y no racional o populista, puesto que se basa en un enemigo imaginario, España, que nos maltrata y no nos deja alcanzar la arcadia feliz.

Evidentemente un nacionalista nunca reconocerá nada de eso, como mucho dirá que antipatiza con el Estado Español, sus políticos, su Rey, sus jueces y su policía y fuerzas armadas. Contra la población española no tienen nada, simplemente que para ellos un español es como un francés, ni peor ni mejor que un catalán, sólo diferente. No comprendo como en una misma frase llegan a decir que los españoles les caen genial, que tiene muchos amigos españoles e incluso familiares, pero que prefieren separarse y no convivir con ellos para vivir mejor, más feliz y próspero. ¿Te caen genial los que consideras que te hacen vivir peor? A mi me suena a cuando tienes que romper con tu pareja porque no la aguantas, pero no le quieres romper el corazón y le sueltas lo de “podemos seguir siendo amigos”.

Ese es el diagnóstico, ¿pero que hay de la solución simple? Pues ahí va: los nacionalistas deben aceptar la existencia de catalanes no nacionalistas. Así de sencillo. Que dejen de mirar a Madrid y que miren a su alrededor. Que dejen de odiar a España e insultar a nuestras instituciones o a españoles de una u otra región, porque muchos catalanes nos sentimos españoles y tenemos familia y amigos en el resto de España. Que dejen de falsear la historia, porque algunos estamos orgullosos de ella. Que dejen de discriminar una de nuestras lenguas, porque el español es la lengua materna de muchos y en ella queremos que se eduquen nuestros hijos. Que no piten nuestro himno ni se metan con nuestra bandera. Que hagan política y dialoguen, pero principalmente con políticos y asociaciones civiles catalanas. Que escuchen al pueblo catalán, a todo el pueblo catalán, así podrán hablar en nombre de todos.

Creo que la inmensa mayoría de los catalanes queremos una solución que pase por mejorar la convivencia antes que por la ruptura y para ello es importante que respetemos al que piensa diferente, independientemente de si detrás hay 1 millón de personas ó 4, porque la democracia es también respetar a cualquier minoría. Yo estoy en contra de la vía de un referéndum, aunque pueda parecer la manera más sencilla de acabar con el problema. Primero, no creo que acabase si el resultado es no a la separación, sólo si es sí. Segundo, es un problema complejo, con mucha incertidumbre sobre las consecuencias en caso de separación, eso da pie a muchas mentiras y manipulaciones. Tercero, y más importante, ¿qué más da el resultado? ¿El 51% podrá hacer con el 49% lo que le de la gana? Eso no es democracia, eso es la dictadura de la mayoría. Una sociedad cohesionada es aquella que respeta los planes de vida de todas las personas o grupos que la conforman, por muy pocos que sean.

Por lo tanto, la única solución es que los nacionalistas acepten de una vez por todas la realidad, que los catalanes no nacionalistas existimos y somos muchos. Que más que preocuparse del “encaje” de Cataluña en España, que es un eufemismo de pedir privilegios por ser una etnia diferente, que se preocupen de “encajar” a los catalanes no independentistas, sin discriminarnos. Los no independentistas tenemos que escuchar sus demandas legítimas que no sean peticiones de privilegios, pero ellos deben escucharnos a nosotros para resolver las demandas legítimas de discriminación que están encima de la mesa hace 40 años. La pelota está en su tejado.