Opinión

Nacionalismo y populismo en Hungría, una apuesta ganadora

El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán.

El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán.

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Como ya es conocido Viktor Orbán ganó de nuevo la elecciones en Hungría. En un ejercicio de profundización en cuales han sido las causas de su victoria no podemos por menos que considerar algunos factores que a menudo pasan bastante desapercibidos en nuestro mundo europeo Occidental.

El primero a considerar fue el cambio operado por este mandatario cuando decide abandonar su primigenia orientación liberal por la utilización del nacionalismo.
Viktor, el único político hoy en Hungría con un sentido de realidad de cómo es su gente, se dió cuenta que el comunismo, que había oprimido el nacionalismo, en aras de un discurso vacuo de tipo internacionalista, en realidad lo que había provocado no era la transformación y superación de ese nacionalismo durante cuarenta años, sino su ocultación.

Él se dió cuenta de este hecho porque viene de esta clase media baja rural y supo utilizar y hacer resurgir psicológicamente este nacionalismo para utilizarlo en su favor.
Para ello, en la época en que fue descabalgado del poder por los socialistas se dedicó a crear sus bases territoriales en las provincias que le mantienen su fidelidad, algo de lo que los demás partidos carecen.

La crisis de los refugiados de Oriente Medio y la imposición de Bruselas de cuotas obligatorias le proporcionaron munición suficiente para articular, en base al miedo a la invasión del islám, el riesgo de la pérdida de identidad con que agitar y preparar su victoria.

Frente a estos argumentos la oposición ha sido incapaz de articular un discurso alternativo basado en el respeto a los derechos humanos y en la admisión de cuotas razonadas.

Un segundo elemento a considerar es la carencia de la idea de Europa y del modelo de democracia occidental como elemento eficaz capaz de generar bienestar económico y social.

Los países de Europa Central del Este carecen, en general de una historia democrática y no conciben este modelo simplemente porque no lo conocen. Sí perciben sin embargo la creciente extensión de los regímenes autoritarios desde Rusia hasta China, desde Estados Unidos a Turquía y el deterioro de los sistemas democráticos por los populismos y nacionalismos.

Si a esto le unimos el efecto que ha tenido en Europa la crisis mundial de 2007 y los efectos perversos de la globalización no llama la atención que el pueblo húngaro en un momento de incertidumbre apueste por lo seguro y para ellos lo seguro hoy es el Fidesz (133 escaños) y su sistema iliberal y su slogan "existe vida fuera de la U.E".

Otro elemento a considerar ha sido la emigración masiva que ha afectado a los jóvenes universitarios y especialistas en Hungría en lo últimos años (se estiman en más de medio millón), con lo cual los elementos que podrían haber servido de revulsivo se hallan fuera, lo que ha supuesto un alivio de tensión tanto política como económica, ya que los profesionales más preparados no están dispuestos a trabajar por los bajos salarios que les ofrecen y buscan más libertad y mejores contraprestaciones económicas en otros países ( U.K. Alemania, Austria o Estados Unidos).

La reciente mejora de la base monetaria de los trabajadores, debido al crecimiento económico, también ha jugado a favor de su continuidad en el poder; pese al olvido de la política social, si se exceptúa la familiar (se asiste en el país a un deterioro de la educación, sanidad, servicios sociales,la atención a los mayores, sin techo, minorías étnicas etc.) y de la mejora de las infraestructuras ( pavimento de calles, cuidado de edificios, carencia de aparcamientos, suciedad de calles y caminos y mala iluminación etc.).

Por último señalar la continuidad de la división de los partidos que forman la posible alternativa, Jobbik (extrema derecha, 26 escaños), Socialistas (20 escaños), Coalición Democrática (9 escaños) LMP (Verdes, 8 escaños) (prefieren seguir siendo cabeza de ratón a cola de león), enfrentados como estaban a un sistema de listas y de candidaturas uni-nominales, con circunscripciones electorales diseñadas por el Fidesz a su favor, y lo que es más grave, su carencia de discurso propositivo. Los socialistas lanzaron la idea de que en el supuesto de que ganaran formarían un gobierno de coalición de profesionales por un año y que luego irían a elecciones: una vaga idea que algunos interpretaron como un caos. ¿Si se carece de una propuesta ilusionante para el futuro, se puede ganar?

Datos finales de votos.
Votos por el Fidesz: 31%. Votos por otros partidos: 32%. No votaron: 33%
Representación parlamentaria: Fidesz: 67% .Otros: 33%
Votos en números: Al Fidesz: 2 559 192. Por los demás partidos: 2 687 383

De la corrupción del sistema democrático por los partidos políticos, diseñando circusnscripciones a medida, adjudicándose la representación de los que no quieren votar, sobrerepresentándose en relación a los votos rebicidos, no repestando la división de poderes, hiriendo de muerte al sistema democrático, hablaremos otro día.