Opinión

El hooligan pepero

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El Partido Popular decidió hace tres años colocar como portavoz de su Grupo Parlamentario a Rafael Hernando, un cachorro de las nuevas generaciones nacido, moldeado, madurado y ya perro viejo del más rancio conservadurismo elitista. Un “pepero” de raza de los que fuera del PP no es nadie, prueba de ello es que desde 1983 no ha hecho otra cosa que “parlamentar”.

Su estilo ha ido siempre ligado a la polémica. Es tristemente famoso por casi agredir a Rubalcaba, condenado a indemnizar a un partido político por denigrarlo, negar el cambio climático, reírse de las manifestaciones de jubilados y un largo etcétera de barbaridades que podrían completar su exiguo currículum fuera de la política.

El estilo chulesco y pretendidamente provocador de Hernando ha sido prácticamente lo único a destacar de sus casi cuatro décadas en el Partido Popular. Ante los salvajes casos de corrupción política que acorralan a medio Partido Popular, Hernando ha decidido atacar a los demás con invenciones, especialmente a Ciudadanos, pues la sangría de su partido en las encuestas en pro de Cs amenaza su futuro en la política, el único para el que Hernando se ha preparado. ¡Ah!, y para caer mal.

Hernando es uno de esos casos de muerte por éxito. Se ha rodeado de un nutrido grupo de aduladores que ven coartada su libertad de crítica por una dependencia económica e institucional del aparato del partido. Esa y no otra debe ser la explicación de que cada vez que se ponga frente a un “micro” espute tanta incoherencia y barbaridad.

Mientras, en los despachos de la Asamblea, Cifuentes dimite. Cabeza alta, dice…jajajajajaja. Una clara víctima del fuego amigo y de la impunidad extensiva de quienes han tocado poder. El PP se hunde por méritos propios.