Es increíble cómo nos fijamos en la naturaleza para comprendernos. Muchos animales nos han servido de inspiración y modelo para nuestro avance en el conocimiento. En este caso se puede utilizar de ejemplo, de metáfora.
La tesis a la que la cerveza viene de ejemplo es que la psicosis se acumula en el cerebro en estado gaseoso. Parece increíble que nadie haya pensado esto. Que todos los laboratorios se hayan centrado en la química neuronal. Los aparatos científicos han llegado a ver la materia en estado químico pero no gaseoso. Tampoco hemos pensado que el olvido de la infancia y el comienzo de la adolescencia es resultado de que el cerebro entra en unas reacciones gaseosas de tipo fermento que hacen carne el pensamiento. En este caso ese es el error de la filosofía de lenguaje. Wittgenstein no ve que la metáfora de la última cena es cierto. El recuerdo de la misa acierta y el lenguaje no es pensamiento. Lógica, como dice Platón, la palabra no es arbitraria si se dice mamá es por algo que tiene que ver con la realidad y no hay espacio para la arbitrariedad de logos, lógica o pensamiento.
Los laboratorios podrían estudiar aerosoles para intentar curar la esquizofrenia en vez de seguir con la química neuronal.