¿Pero qué pasa aquí?

Si ya de por sí me resultaba desconcertante lo que venía ocurriendo en política en los últimos años, la vida como siempre nos sorprende llevándonos a un escalón más, en este caso de desconcierto.

Los políticos en teoría están para trabajar por y para los ciudadanos, para eso se presentan a unas elecciones, y para eso salen elegidos. Pero desde hace años llevamos asistiendo a vergonzosos espectáculos de prevaricación, corrupción, y ahora falseamiento de formación (CVs ). Uno no puede evitar ver aquello como un teatro con su bancada (hemiciclo) en la que cada uno interpreta un papel dado su lugar y posición. Una representación que ha pasado de suspense a drama con puñalada trapera incluida en el caso de la Comunidad de Madrid. Pero, ¿y nosotros los ciudadanos? Estamos aquí. Día a día. Semana tras semana.

Nos dejan perplejos viendo como unos tapan el currículum de su líder madrileño mientras quieren hacerse con la comunidad de Madrid. Otros han pedido la dimisión de la presidenta madrileña cuando ellos mismos tienen en sus filas diputados con currículos de dudosa reputación, abogados que nunca ejercieron, o portavoces en pueblos que han cometido prevaricación y que además están protegidos por ellos mismos.

Por otro lado nos intentan hacer creer que los creadores de la mayor trama de corrupción del país (ERE Andalucia) son unos pobrecitos. Y enfrente, la supuesta financiación de uno de los partidos nacionales más grandes. Un periodista que amenaza con sacar a la luz la también financiación ilegal del nuevo partido naranja.

También está el partido que siempre habla en primera persona y en femenino pero que sus máximos dirigentes son hombres. No se escapan de cometer irregularidades con universidades, seguridad social, o hacienda y apoyan directamente la ocupación ilegal o las mentiras sobre la policía madrileña que intentó salvar la vida a un inmigrante senegalés. Además estos últimos empeñados en cargarse todo lo que suene a España y a religión católica pero al mismo tiempo dando su total aprobación a religiones donde la mujer aún es humillada y maltratada y autoerigiéndose en los defensores únicos de los derechos de la mujer.

De Cataluña qué voy a decir, un penoso episodio en el que los actores tomaron por idiotas a todos los españoles. Vaya, ¡eso sí que está siendo una representación!

Pero más allá de todo este bullicio los ciudadanos seguimos aquí. Y somos los ciudadanos los que vemos cómo los aparatos de los partidos hunden la reputación de todos los políticos con sus siglas por intentar defender lo que no se puede.

Estoy convencida de la valía y honradez de muchísimos políticos españoles. Por eso considero que habría que elegir a nuestros representantes en listas abiertas, hay mucho y bueno donde elegir, solo así se acabaría con los garbanzos negros que hay en todos los cocidos sean del color que sean.

Yo quiero políticos que se preocupen por los problemas reales. Yo quiero políticos con vocación de servicio público. Yo quiero políticos capaces al margen de su formación. Y sé que los hay. Esto solo puede arreglarse si es entre todos y si nos olvidamos de la política de votos y favores. No más cambio de cromos.

Que cada partido político limpie su huerto y nos abran las puertas a elegir lo mejor que puedan ofrecernos.

Y en cuanto a lo mejor, me refiero a quien esté dispuesto a trabajar por y para los ciudadanos de una manera responsable, sin cambio de cromos ni escándalos que desvíen su trabajo de lo más importante que es, y debería ser, el bienestar de todos los ciudadanos.