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No es nada personal, son solo negocios

Martín Lucas
Publicada
Actualizada

Hay una escena de la saga cinematográfica de 'El Padrino' en la que un senador, que había intentado chantajear a Michael Corleone, se despierta aterrado junto a una joven muerta, desfigurada y destrozada, en un burdel, siendo rápidamente evacuado de allí, al tratarse de un local regentado por el hermano de aquel, Fredo; a consecuencia de lo cual su agradecimiento no tendría fin.

El recuerdo de aquella escena me vino a la cabeza tras ver el video en el que
Cristina Cifuentes, en 2011, es llevada a un destartalado cuarto de los servicios de seguridad del centro comercial Eroski de Vallecas, ubicado frente al edificio de la Asamblea de Madrid, de cuyo ente era, por entonces, vicepresidenta, para ser enfrentada, como una vulgar ratera, al protocolo previsto para los robos en ese establecimiento, el cual resultó afirmativo, finalizando con el bochornoso pago de 40 euros por parte de la diputada regional del PP, en aquel soez escenario, cuyas imágenes grabadas llegaron a un oportuno despacho, en tiempo y forma.

Es evidente que la voluntad de aquel senador de ficción quedó vinculada de por vida a Corleone y sus negocios, con el “error” de aquel debidamente documentado, fotografiado y testimoniado. Pero lo más llamativo del video protagonizado por la ex-presidenta madrileña es como se ha sabido esperar para hacerlo público, en el momento oportuno, con una precisión que resulta aterradora.

Los hechos descritos ponen blanco sobre negro los ingredientes de una determinada forma de ejercer el poder y la meritocracia, más bien la falta de ella, ya que parece acreditarse que a la hora de promocionar a alguien se hace indispensable tener algún arsenal sobre esa persona, que poder utilizar, caso de que se convierta en incómoda e, incluso, atreverse a tener criterio propio contra quienes le deben lo que es, y es que según se atribuye al narcotraficante Pablo Escobar, “…la ‘familia’ termina siendo nuestro talón de Aquiles”.

¿Cuantos dossieres estarán guardados, en estos momentos, sobre las personas que ocupan las responsabilidades en nuestras instituciones?, visto lo visto, vértigo da pensarlo.

La ley española prevé que un video como el grabado a la señora Cifuentes debería haber sido destruido al año de ser grabado, pero es evidente que su “alto valor” hacía imposible cumplir las leyes, y la información sobre el mismo era conocida en un amplio sector de personas influyentes en la sociedad española, lo cual se acredita con la afirmación realizada por Mauricio Casals, omnipotente personaje del mundo de la prensa en España, que dirige a un tiempo La Razón, Antena 3 y La Sexta, controlando prácticamente el 50% del mercado televisivo español, el cual se refirió a la ya ex-presidenta del PP en Madrid, con la enternecedora frase de “ésta señora las pasará putas…”, evidentemente información no le faltaba.

Pero la señora Cifuentes ha sido un eslabón más en la gestión que el Partido Popular lleva haciendo en la Comunidad de Madrid desde los hechos conocidos como “El Tamayazo”, tras las elecciones autonómicas de Madrid del 25 de mayo de 2003, sucediéndose las presidencias de Alberto Ruiz Gallardón, Esperanza Aguirre, Ignacio González y Cristina Cifuentes, que se han saldado con todos ellos imputados y con tres diferentes tramas de corrupción explosionadas a su alrededor desde Gürtel a Lezo, pasando por Púnica, con decenas de imputados entre los que destacan el propio Ignacio Gonzalez y Francisco Granados que han tenido largas estancias en prisión preventiva por el riesgo de huida y de destrucción de pruebas.

Precisamente el Sr. Granados ha hecho su aportación particular a las citas alegóricas, para ilustrar ésta crónica y sus hechos, al utilizar la frase “…si buscas venganza, cava dos fosas”, dedicada a Cristina Cifuentes al comentar el famoso video, ante los periodistas que le esperaban tras comparecencia ante el juez instructor del caso Púnica. Una afirmación digna de ser utilizada por Scorsese o Coppola en sus relatos mafiosos.

Lo demoledor del efecto de las imágenes del truculento video del hurto de Cifuentes, es posible que le hayan evitado nuevas filtraciones de otras presuntas informaciones que aún pueden quedar custodiadas en lugar seguro, pero los apuntes realizados sobre la primera dimisión que realizó, cuando era directora de un colegio mayor en 1999, sugiriendo la posibilidad de que fuera ella la responsable de los pequeños robos sucedidos allí por entonces, o las referencias a que su escalada en el PP de Madrid pudiera tener por origen una especial relación con Ignacio Gonzalez, han quedado ya mitigados, no sin que antes le hayan hecho llegar el mensaje de: “Cristina, no es nada personal, son solo negocios”.

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