Opinión

El chalé

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Comprarte un chalé de 600.000 euros no es ningún delito, ni ninguna vergüenza. Es más, creo que es una ilusión y un deseo de millones de españoles.


El delito y la vergüenza son difamar a quien lo tiene o crear falsas ilusiones en millones de personas prometiendo que todo es gratis. Desde la sanidad, la educación hasta la vivienda. Y este es el fariseísmo de Pablo Iglesias e Irene Montero. Líderes de Podemos.


En 2011, cuando se originó el movimiento 15M, fui un gran defensor de lo que allí se decía y se reclamaba. Era un movimiento apolítico que pedía democracia, justicia y trabajo, principalmente. Al mismo tiempo que denunciaba la fuerte corrupción política imperante. “No hay pan para tanto chorizo” se leía en una de las pancartas que más gracia me hizo.


“Spanish Revolution” fue el otro nombre que adquirió el movimiento.
Este movimiento, que creo fue improvisado y noble, pronto encontró una cara o una imagen: Pablo Iglesias, profesor universitario. Un hombre con aspecto desaliñado, que no sucio, con una larga coleta y una barba sin arreglar. Joven de poco más de 30 años, entonces. Sus apariciones en La Sexta, pronto le lanzaron al conocimiento público.

Y con esta plataforma se presentó a las elecciones europeas de 2014, consiguiendo cinco escaños. Desde entonces hasta ahora, dos elecciones generales de por medio y unas locales, le situaron en uno de los lugares predominantes de la política española. Teniendo en las últimas elecciones generales posibilidades de gobierno o de gran influencia en el gobierno. Su falta de sentido político, sus verdaderas intenciones y sus ocultas ambiciones echaron al traste esta posibilidad.


Hoy, casi dos años después, la organización que lidera, coaligada con el partido comunista, se ve en franco retroceso afortunadamente para todos.
Algo que con su compra del chalé se verá más acentuado, dado que las contradicciones entre el modo de pensar y el de actuar son completamente antagónicos. La tensión y fractura creada en Podemos, con una base de votantes de más de cinco millones, le han hecho perder grandes dosis de credibilidad y confianza.

Es uno más de “La Casta”, antes de tener realmente poder ejecutivo. ¿Qué ocurriría si realmente lo llegara a alcanzar?: el desastre.


En fin, gracias Irene y Pablo o Pablo e Irene, por haber abierto los ojos a millones de personas ilusionadas, que ahora ya no se sentirán engañadas.
Ciao, arrivederci. Hasta nunca.