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El advenimiento de Puigdemont

MIGUEL ANGEL MARTIN ESPINOSA
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Nadie en el Gobierno pensó que los independentistas catalanes llegarían tan lejos. Como siempre, creyeron que todo se arreglaría con más dinero, más infraestructuras y más transferencias, al fin y al cabo siempre fue así durante los últimos 35 años. Y mientras Soraya dialogaba, Zoido confiaba el los mozos y Mariano hacía lo de siempre (nada en absoluto) Puigdemont celebró su referéndum y proclamó la República en Cataluña.



El Gobierno, en estado de shock, no daba crédito a tanta audacia, y abroncado por el Rey y por millones de personas en las calles portando banderas españolas, trató de reaccionar ante los hechos consumados de una declaración de independencia que no entraba en sus planes. Este escenario, como quedó claro en su torpe gestión de los acontecimientos, no lo habían contemplado.



El 27 de Octubre los independentistas, ante la pasividad del Gobierno, tuvieron la gran ocasión que habían esperado durante años, la de defender su recién proclamada República frente al malvado y autoritario Estado español. Pero quizás les pasó como a los tenistas cuando juegan un match ball, les entró el miedo a ganar, y cuando tenían todo a su favor, salieron corriendo.



No hay que ser muy perspicaz para intuir qué hubiera pasado, si Puigdemont y los suyos se hubieran atrincherado, el 27 de Octubre en la Generalidad, protegidos por miles de mozos de escuadra armados hasta los dientes. Si por cuatro porrazos casi nos linchan en los medios de comunicación mundiales, si hubieran empezado los tiros, los muertos y los tanques, toda la comunidad internacional se nos hubiera echado encima para negociar un proceso de paz, por supuesto con referéndum de autodeterminación incluido.



Mariano, tras perder su estúpida, casi delictiva, convocatoria de elecciones en Cataluña, soñó con una "vuelta a la normalidad" que no es posible, el autonomismo tras el referéndum del 1 de Octubre no va a volver nunca a Cataluña. Quim Torra no lo pudo dejar más claro en su discurso de investidura, y el intento de nombramiento de un Gobierno de presidiarios y fugados lo corrobora aún más.



Lo que Mariano no quiere entender es que no está tratando con demócratas, trata con una peligrosa banda de delincuentes golpistas, que utilizarán todos los resortes que les den, incluida la democracia, para lograr su único objetivo: la independencia de Cataluña. 


Es por esto que la situación actual es mucho más peligrosa de lo que el Gobierno cree. Los independentistas ya han aprendido de sus errores, saben que no basta con proclamar la independencia y salir corriendo, si realmente quieren conseguir su ansiada República, la tienen que defender, posiblemente incendiando las calles. Perdieron la Generalidad con el 155, pero la cobardía del Gobierno (y de la oposición) se la ha devuelto. Ahora un racista y xenófobo como Quim Torra prepara el advenimiento de Puigdemont. Y esta vez están dispuestos a todo.

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