Tras la sentencia de la Gurtel y la presentación de la moción de censura por parte de Pedro Sánchez, no para convocar elecciones, si no para gobernar con 84 diputados, en España surgen dos posibilidades.





Si la moción de censura no prospera seguiremos en manos de Mariano y del PP. 





Gurtel, Púnica, Lezo, Acuamed, Noós, Rato, Matas, Zaplana, Granados, papeles de Bárcenas, Brugal, Camps, Cifuentes, Ignacio González, Gallardón, Pokémon, Fitur, Guateque, Imelsa, tarjetas black, Naseiro, Bankia, Taula, mercamadrid, Palma Arena, et, etc, etc. son sólo una pequeña muestra de la avalancha de casos de corrupción que afectan al PP. 





Es de risa escuchar a los populares argumentar que son casos aislados y que la mayoría son gente honrada. Todo el mundo sabe, y los que se dedican a contratar con el Estado lo sabían hace décadas (porque les tocó pasar por caja), que el PP montó una organización para chantajear a empresarios y darles obra pública a cambio de comisiones. 





Haciendo una estimación del valor de la obra pública adjudicada por el PP, la cantidad cobrada ilegalmente en comisiones (y costeada por el sufrido contribuyente), debe ser de tal calibre, que cabe afirmar que la crisis que hemos padecido probablemente no se hubiera producido (o hubiera sido infinitamente más leve) si las contratas públicas hubieran funcionado de manera limpia. El efecto final ha sido que millones de personas han ido al paro, han perdido su casa, o han visto destrozado su futuro y el de sus hijos, para que unos pocos corruptos se compraran un chalé, se fueran de putas, o amasaran verdaderas fortunas en paraísos fiscales ¿Cabe mayor ignominia?





Por otro lado si la moción de censura de Pedro Sánchez prospera lo hará con el apoyo de Podemos, ETA, Puigdemont, Rufián y el PNV.   

  



En este escenario la ruptura de España está servida. Una vez que Pedro Sánchez alcance la Moncloa se aferrará al cargo y España caminará hacia una confederación de territorios con derecho de autodeterminación. Puigdemont volverá, el coletas será vicepresidente, Urkullu repartirá el DNI vasco, los políticos catalanes presos serán escarcelados y los etarras serán amnistiados. 





O la mafia o la chusma, es el dilema de una España rehén de una clase política, que le niega el derecho a decidir su futuro en unas elecciones libres.   

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