Frontera privada

Bandera de España

Las recomendaciones de los médicos para mejorar la salud en algunas enfermedades es realizar algún tipo de ejercicio físico de manera moderada. En España ya tuvimos unas Olimpiadas en la ciudad de Barcelona y provincias limítrofes donde se establecieron sedes de diversas competiciones deportivas; corría el año 1992 y nunca mejor dicho: corría. Años después -algunos nos alegramos- no fue agraciada Madrid con la sede principal de esos Juegos Olímpicos, ya que se suelen producir desfases monumentales de gasto público, acabando en bolsillos muy privados.

La capital de nuestro hermoso país llamado España está en Madrid. Pocas cuestiones tienen menos discusión, así como la conformación multicultural de los habitantes de ciudad, provincia y comunidad autónoma. El casco urbano se fue ampliando a las localidades cercanas. Quién no se extraña cuando ve la Puerta de Alcalá y se da cuenta que la ciudad, años ha, acababa ahí. Ahora Vicálvaro y Vallecas, por ejemplo, antes pueblos, ahora barrios de la ciudad.

Caminando por las calles, escuchando música relajante, llegué a las inmediaciones de uno de las zonas donde adquirir una propiedad privada supone un coste muy elevado para los sueldos del común de los ciudadanos. En dichas parcelas hay construidos edificios tipo chalet, aunque desde fuera alguno parece un casoplón, para uso y disfrute de familias a título individual. Es decir, el vecino de al lado está a unos “cienes” de metros de tu pared, arriba está el cielo y debajo el infierno, donde seguro llegó hace poco algún monseñor amigo de asesinos etarras.

Fascinado por las construcciones, la sombra de los árboles en aquellas calles sin tráfico, ni cagadas de perro en el suelo ni semáforos ni mercado tipo mantero, cuya intersecciones se regula por señales de “Stop” o “Ceda el paso” y con un par de semáforos, al menos esos encontré en mi trayecto, me quedé mirando una puerta de magnífica herrería. Un hombre, también paseante, algo mayor que yo, se detuvo a mi lado.



         -Bonita puerta -dije.



        -Así es -respondió.





Tenía instalados en el alto muro cámaras de vigilancia, como medida preventiva de seguridad. Aquella puerta, de bella forja y cuidadas líneas estaba cerrada.





        -¿No está abierto? -pregunté al señor que estaba a mi lado.



        -Claro, es una propiedad privada.



        -¡Ah! Me extrañaba que así fuera -respondí.



        -Muchacho, una cosa es predicar, otra dar trigo. ¿Sabes quién vive aquí?



        -No.



        -La llamaban “Manola” -me dijo sonriendo y se alejó caminando; imité su acción y continué el paseo hacia otra dirección.





Al día siguiente me había citado con un amigo en la zona norte de la comunidad. Nos une la profesión, dedicación y sentimiento de ayuda a los ciudadanos. También, tras los años, los terroristas hicieron cruzar nuestro camino y conocernos, en parte culpa del maravilloso psicólogo y compañero Guardia Civil Santiago García Estebaranz, que a tantos nos ayuda con sus conocimientos y atención. Subir, bajar, recorrer zonas de la sierra, con ese frescor de la mañana en moto es una sensación que sólo conocen los perros, cuando en coche sacan la cabeza fuera de la ventanilla para recibir el aire en la cara.

En la parada, antes de volver a casa, degustamos un par de frías jarras de cerveza 0,0; la tapa era ración, de esas españolas con patata y pimentón, algo de ajo y aceite de oliva virgen extra, cómo no, de Jaén. Tras ello, dada la curiosidad, circulamos por las calles de Galapagar. Curioseamos una zona residencial, con idéntico diseño, aunque más espacio que aquél de la “puerta bonita”. Sin embargo tenía similares características, al menos desde fuera: muro, cámaras de seguridad y parcela alejados de otros vecinos. Un vehículo en la calle, con anagramas de la benemérita, estaba estacionado en la puerta.





        -Buenos días -saludamos al compañero.



        -Buenos días -respondió de manera educada, como siempre.



        -Una pregunta fácil. ¿”Podemos” saber si es el “casoplón” de la feliz pareja? - guiño del ojo incluido.



        -No puedo responder a esa pregunta, señores.



        -Gracias, agente -respondí-. Es ésta, según las fotos de la prensa digital -apunté  a mi amigo motero.





Esas propiedades tienen muros, puertas y cerraduras, como el resto de inmuebles de nuestro país. Se protegen por agentes y medios técnicos, dependiendo de los “posibles” de sus propietarios y conforme a las leyes para preservar la privacidad disfrute, convivencia y familia. Si extendemos la analogía a las fronteras del territorio español, nos surgen muchas dudas sobre la utilidad de la frontera, las medidas instaladas en esos casoplones y las arengas de los políticos que generan efecto llamada, en tanto se refugian del resto de ciudadanos en sus viviendas.





A fe que son complicadas sus posiciones, a no ser que sigan el refranero castellano:





        -Lo mio es mío y lo de los demás, a medias.