En las últimas semanas ha estado circulando una imagen que define estéticamente al nuevo gobierno creado por Pedro Sánchez.  Un gobierno con perfiles políticos y profesionales de ministros más o menos destacados, pero con altos cargos y responsables de empresas públicas que responden milimétricamente a los mismos viejos modos bipartidistas del ejecutivo saliente. Un gobierno que es un mero artificio visual, una pose televisiva de Sánchez.

Mientras tanto el país se encuentra al borde del precipicio, capitaneado por un presidente y un partido cuyo único interés es vender humo a todo el mundo, para esconder su debilidad y su incapacidad para abordar los problemas del país de forma realista. Aquí lo único real es la caída al abismo, que se acerca a gran velocidad mientras los españoles miran embelesados los juegos de manos y piruetas del Gobierno de Pedro Sánchez I el Artificioso, también conocido como el Prestidigitador.

Pedro Sánchez se presentó como cabeza visible de un movimiento regenerador “espontáneo”, impulsado por su indignación ante la sentencia ejemplar de la Gürtel. Prometió un nuevo estilo de gobierno, empezando por la despolitización de RTVE y una Administración y empresas públicas regidas por profesionales independientes elegidos en razón de sus méritos, para mejorar la eficiencia de la acción del gobierno. Exactamente lo contrario de lo que ha acontecido.

Mentiras diseñadas para esconder el asalto al gobierno y evitar unas elecciones que estaba siendo muñido desde mucho antes en los despachos. Promesas vacías de contenido real que jamás pensaron cumplir. La realidad es la que refleja el BOE: exactamente los mismos dedazos ideológicos y dedazos políticos que los salientes del PP, pero con un descaro y un doble lenguaje aún más hiriente. Se terminó la mitología de cartón piedra sobre del “Hijo prodigo del socialismo” que venció al establishment del PSOE y venía a implantar el cambio y a defender el constitucionalismo a sangre y fuego. 

La verdadera realidad es que todo está en almoneda. España misma lo está. Los dedazos ideológicos vienen a confirmar que la coalición con los nacionalistas y podemistas es una realidad. No se han usado puestos de ministros para comprar lealtades políticas, que en principio no usaría los puestos de ministro para comprar lealtades políticas, pero sí en empresas y administraciones públicas, sobre todo para satisfacer las ansias de poder del “Vicepresidente en la Sombra” Pablo Iglesias. 

En lo últimos tiempos, la coalición de gobierno nunca declarada que ha ido designando poco a poco a los jefes de las empresas publicas más importante del Estado, empezando por la designación de la cúpula de RTVE, que ha sido una pugna entre el todopoderoso Jefe de Gabinete de Sánchez, y el “Vicepresidente en la sombra”. La designación del Presidente de esta corporación clave se ha movido exclusivamente en torno a criterios ideológicos y políticos,  sin que la capacidad o experiencia del elegido haya tenido la menor relevancia. Una pugna en el intercambio de cromos entre los secretamente coaligados, por no decir conjurados, para hacerse con el gobierno de España. Todo de espaldas al pueblo español y con el exclusivo fin de controlar la RTVE y sus ingentes medios para convertirla en un órgano de propaganda y agitación al servicio de las dos fuerzas políticas. Particularmente de Podemos, que ha salido enormemente favorecida en el reparto de las cuotas de poder.

Ciertamente, es lo mismo que ha venido haciendo el PP durante su dilatado periodo de gobierno. El problema es que ahora se ha accedido al poder enarbolando la bandera de la regeneración, para inmediatamente apuntarse a las tácticas de la vieja política pepera para imponer su hegemonía sin el más mínimo pudor. ¿Qué diferencia hay entre PPodemos - PPsoe y el PP original? Ninguna, solo el color de los cosméticos ideológicos. La piel que tapan sigue siendo la de los conocidos dogmas de la vieja política: prevalecer a toda costa, por encima de la ley y de España si es necesario.  

Los infames pagos a Torra y Tardá, los otros socios encubiertos del gobierno, atacan sin tapujos la otra gran arteria sobre la que se asienta la estabilidad del país: el respeto a la Constitución y a todo el pueblo catalán.

Señor Sánchez, déjese de artificios y convoque elecciones para que podamos saber qué es lo que realmente quieren los españoles. Deje que tengan un presidente conforme a su voluntad que pueda liderar nuevas mayorías que conformen unos nuevos pactos de Moncloa y reformen de verdad este país.  Nos estamos jugando el futuro. Olvídese por un momento de su impostada imagen y de la de sus socios de gobierno en la sombra fíjese y en la situación real de España, en la penosa imagen que proyecta.  Si persiste en el engaño y en la prestidigitación para manipular la foto, el mismo fotógrafo terminará cayendo al abismo. Y ese fotógrafo somos todos los españoles que no paramos de mirar asombrados su gobierno. Algunos más escépticos que otros.

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