El Papa Francisco participará en la XXXIV Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en la ciudad de Panamá, del 23 al 27 de enero de 2019. Así lo ha confirmado, Greg Burke, director de la Oficina de Prensa. El Santo Padre ha respondido así a la invitación del Gobierno y los Obispos panameños a viajar al país.

“A toda la organización de la JMJ este anuncio nos causa una inmensa alegría, y nos anima la certeza de que el Papa vendrá oficialmente a Panamá”, señaló el Arzobispo de Panamá y Presidente del Comité Organizador Local de la Jornada Mundial de la Juventud, Panamá 2019, Monseñor José Domingo Ulloa Mendieta.

Según la opinión de muchos, la Jornada Mundial de la Juventud es la invención más hermosa del Papa Juan Pablo II. Pero él afirmaba que son los mismos jóvenes los que han inventado la JMJ.

En el año 1985, la ONU proclamó un Año Internacional de la Juventud. El Papa, deseando manifestar la atención de la Iglesia hacia las nuevas generaciones, convocó nuevamente a los jóvenes a Roma para el Domingo de Ramos. También en esta ocasión, la respuesta fue grande: 300.000 jóvenes se repartieron entre las iglesias de la ciudad para los diferentes momentos de oración y catequesis, reuniéndose después en la plaza de San Pedro para participar en la celebración con el Santo Padre.

Después de estos encuentros, muchos se preguntaron: ¿Por qué hay esta respuesta generosa, qué es lo que buscan los jóvenes, qué es lo que quieren? Pero Juan Pablo II ya lo había intuido: los jóvenes sentían el deseo de encontrarse entre ellos, de compartir su experiencia, de escuchar una palabra de fe, de mirar juntos hacia el futuro, de renovar y confirmar su propio compromiso. Es así que, a finales de 1985, anunció la institución de la Jornada Mundial de la Juventud, a celebrarse cada año en las diócesis.

A la primera JMJ, celebrada en las diócesis en el año 1986, le siguió la primera gran edición internacional, que tuvo lugar en el año 1987 en Buenos Aires dando un signo muy fuerte en un país que estaba saliendo de la dictadura. En el año 1989, la IV JMJ se celebró en Santiago de Compostela. Roma, Madrid, París, Colonia, Cracovia han dado cobijo a otras tantas Jornadas con un progresivo incremento del número de participantes.

Nadie se atreverá a afirmar estas Jornadas Mundiales han transformado de una manera decisiva el paisaje cultural de Europa, ha escrito el comentarista norteamericano de temas religiosos, George Weigel. Para añadir a continuación: “sin embargo, los millones de jóvenes que han participado en estos acontecimientos constituyen ahora una red europea con un enorme potencial de amistad y colaboración, por encima de las viejas fronteras y antipatías nacionales y étnicas”.

En las dos próximas décadas llegarán a ocupar puestos políticos relevantes, si tienen voluntad y decisión de liderazgo. Muchos de ellos se han unido a movimientos católicos de renovación y a organizaciones de distinto ámbito que prácticamente cubren toda Europa, y que tendrán influencia en que Europa recupere sus raíces cristianas.

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