Desde 1939 a 1975 , durante 36 años, España estuvo gobernada por Francisco Franco, general del ejército, en un régimen llamado en su día de democracia orgánica, con Cortes y diputados ,  pero sin partidos políticos y llamado ahora dictadura. Una etapa tremenda, difícil, sobreviviendo una guerra civil fratricida, partiendo de una economía rota, con muchos muertos y rencores.

Observo con atención el tratamiento mimético que se aplica por todos los medios a la etapa  de nuestra historia gobernada por Franco. No hay dudas, no hay tampoco análisis, no hay preguntas, sólo hay sentencia. Y es una sentencia mordaza que  impide , incluso inhabilita, cualquier referencia que no coincida con la sentencia políticamente correcta impuesta. Pero, como en otros casos, no procede aceptar imposiciones aunque las vistan de populares.

Nací en plena etapa de Franco, lo que quiere decir que tengo información de primera mano para hablar de nuestro país en, al menos, los últimos años del franquismo. De los años anteriores tengo amplias referencias familiares con historias de nuestra Segunda República. La primera condición para iniciar cualquier análisis de una etapa histórica es tener una mínima información , propia o trabajada con lecturas. No es baladí esta apreciación pues tal parece que escasea. Merece la pena reivindicar la libertad de criterio, el rigor científico y el trabajo de los historiadores, muy especialmente en este campo en el que hay intereses encontrados.

En mi etapa universitaria, gobernando Franco,  fui antifranquista, como muchos otros en aquellos años, contestatario, libertario e incluso hippie. Pero pude estudiar gracias a una beca  de las que había antes si sacabas buenas notas. 

Terminó aquella etapa de gobierno y, con acuerdo de todos, hicimos una Constitución para todos. La increíble experiencia de la transición española, con la vuelta de los partidos políticos y la gobernanza mayoritaria de socialistas nos ha deparado a los españoles  un espectáculo de situaciones de gran valor para comparar con otras etapas históricas. Para tener criterio propio, para conocer los vaivenes de nuestra sociedad y su potencial. Para ser prudentes en los juicios. Para no dejarnos llevar por sentencias preparadas, por eslóganes partidarios.

Ahora nos quieren volver a desenterrar muertos, vuelven a clasificarlos en injustos o justos según el bando, a olvidar los ajenos, vuelven a avivar los rencores pasados y para ello nos riegan a diario  con relatos sesgados de nuestra historia, desde  aquella república hace 86 años. Es un ejercicio impúdico, manipulador, de venganza histórica, en el que la verdad se tuerce para construir un relato interesado.

España ha tenido sus monarcas buenos y malos, repúblicas esperadas  y fracasadas, guerras entre bandos y de defensa común, dictaduras declaradas y disfrazadas. Estudiemos los hechos y sus circunstancias y saquemos después conclusiones para entender bien cada etapa de nuestra historia. También con Franco.

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