El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez.

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez. EFE

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"Soy el presidente"

Jesús de la Cruz Oliva
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El pasado domingo Pedro Sánchez, también llamado “no me llame Pedro, llámame presidente” fue entrevistado por la periodista Ana Pastor.  La entrevista dio para mucho, y dio muchos titulares, pero hubo una frase clave que me impactó por similitud con las que escuché en la serie Juegos de Tronos y la tercera entrega de la saga de Stars Wars. Hacia la mitad de la entrevista Pedro Sánchez lo dijo sin tapujos: “soy el presidente y hare lo que quiera en  la Cámara”,  al referirse a la pregunta que la señora Pastor le acababa de hacer sobre su posible comparecencia en el Congreso por el escándalo de su tesis. Una repuesta que rezumaba inseguridad y autoritarismo. 

La respuesta tenía una similitud terrorífica con la expresión del falso rey Joffrey Baratheon a su consejo real: “Yo soy el rey y hare lo que quiera”, la cual recibió una respuesta casi gélida de su abuelo Twin Lannister:  “Cualquier hombre que tiene que decir, yo soy el rey, no es un verdadero rey ”. Esto es, la reafirmación del poder se logra mediante hechos y no mediante palabras. La legitimidad en el cargo te la da la gente y tu autoridad te es reconocida sin tener que recurrir a reiterar tu cargo para resaltar una autoridad que sin el cargo no tendrías. Resaltar el cargo para ganar autoridad, es un rasgo distintivo de la inseguridad. Y el máximo líder de un país no puede mostrar inseguridad, ni padecerla, porque ello equivale a vulnerabilidad y susceptibilidad a las presiones. Un líder debe ejercer como líder y no repetir que lo es. 

De hecho, la inseguridad que subyace tras la reiteración de la la expresión “Soy el presidente” se ha venido materializando en hechos desde mucho antes. Casi desde su nombramiento, tras la moción de censura, empezaron las claudicaciones ante los nacionalistas que se había dicho que “jamás se producirían”.

Por no hablar de los nombramientos de Ministros (Huertas, Montón) que, después de cuestionados, recibieron decididos apoyos pocas horas antes de “ser dimitidos”. El colofón fue la negativa cerril inicial a publicar la tesis, seguida de la publicación en la red a instancias de Pablo Iglesias. Mintió sin pestañear en sede parlamentaria : “está publicada en el Teseo”,  para luego admitir que no lo estaba y dar la orden de que el texto íntegro fuera publicado en formato digital en Teseo. Un presidente inseguro, dubitativo, que no aporta estabilidad a la acción de gobierno, que ya es de por sí complicada con sólo 84 diputados. 

Un Gobierno que duda, un Gobierno que no es capaz de seguir una línea estratégica  de actuación, un Gobierno que gira en función de los vientos políticos y de la opinión pública. Un Gobierno con un líder más preocupado de decir, y repetir, que él es el líder que, de actuar como tal, es un mal gobierno para una España maltratada.

Un presidente volcado en la autoafirmación, en las fotos a lo Kennedy, más preocupado por decir que lo es que, en lugar de dignificar el cargo y actuar como tal, no es buen presidente. Esperemos que Pedro Sánchez no termine diciendo  como Palpatine diciendo “Yo soy el Congreso”, aunque la segunda parte de la frase iba por ese camino. “Soy el presidente y hare lo que quiera en la Cámara”. Y es que la inseguridad conduce al autoritarismo y los líderes inseguros degeneran en lideres autoritarios. 

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