Opinión

Los tipógrafos de Casa Labra

La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo.

La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo. EFE

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Me asombra cuando se habla de este PSOE desnortado, que ha perdido la visión de estado que siempre tuvo a la hora de abordar sus políticas. Este PSOE vendido al mejor postor (separatistas, proetarras, comunistas…) que para pagar sus deudas usa el comunal erario, sin importarle otra cosa que no sea seguir en el poder.

Me asombra el asombro de algunos ciudadanos al ver como líder de un partido de Estado, a un hombre cuyo único principio es el de “yo soy el presidente”. Realmente me asombra, porque lo mejor de la Historia es que siempre repite los mismos patrones, y cuando uno se asoma un poquito a su ventana, pierde la capacidad de asombro ante todo lo que pasa. 

El Partido Socialista Obrero Español se funda en 1879 por 16 tipógrafos, algunos intelectuales, un marmolista y un zapatero. Obreros lo que se dice obreros había pocos, pero no deja de ser sintomático el importante peso que tendría desde su nacimiento la imprenta (la propaganda) en el seno de nuestro joven pero decidido partido. A finales del SXIX, surgía un partido que según palabras de su propio fundador, estaba llamado a mantener una actitud “no benévola, si no de guerra constante y ruda con los partidos burgueses”.

A principios del SXX alcanzaría su juventud, creciendo tanto y tan fuerte que, Miguel Primo de Rivera, el dictador, aseguraría que fue el único partido honesto del pasado, y ambos se apoyarían y cubrirían las espaldas con tal de mantenerse en el poder. ¿Les suena de algo?

En 1931 se proclama la República y, por aquel entonces, gracias a la paternal tutela del dictador, el PSOE ya es una de las formaciones con mayores apoyos en España. A pesar de haber sido el partido fetiche del general, pasa a formar parte de todos los gobiernos republicanos, cambiando a Primo de Rivera por Azaña primero, y por los comunistas después. Militares monárquicos, dirigentes republicanos, revolucionarios bolcheviques… ¡Qué más da!

Decía que el partido apoyó a todos los gobiernos republicanos y no es del todo cierto. Tras las elecciones de 1933, en las que las derechas se proclaman vencedoras, la labor del PSOE es pasar a la oposición, deslegitimar el gobierno elegido, y organizar el primer golpe de Estado serio que sufre la república en 1934. Golpe que costaría la vida a miles de trabajadores asturianos y catalanes, debidamente armados por el alijo del barco Turquesa, servido en bandeja de plata por don Indalecio Prieto.

No me sorprende que ahora Sánchez quiera deslegitimar el Senado, sus ancestros políticos siempre lo hicieron cuando las mayorías no les favorecían: “Quiero decirles que si triunfamos, colaboraremos con nuestros aliados; pero si triunfan las derechas nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la Guerra Civil declarada”, decía el socialista don Francisco Largo Caballero.

Tras la guerra civil, el PSOE desaparece. Eran tiempos difíciles y permanece en estado de latencia, dejando la difícil labor de la lucha antifranquista al PCE. Sin embrago, con la naciente democracia, pronto tomará de nuevo el liderazgo de la izquierda española. Los 16 tipógrafos de Casa Labra, comenzarán de nuevo a impregnarse los dedos de tinta, para convencer a los españoles de que la única opción posible para entrar en democracia, viene de la mano de una chaqueta de pana. Lo demás casi todos lo conocemos.

Unos cuantos años en los que sí fue un partido de Estado, la sectaria ley de ‘Venganza Histórica’ de Zapatero, el aumento del gasto público, la subida de impuestos, los cinco millones de parados, la prima en los 600, los peores resultados electorales de su historia y Sánchez. Una vuelta a los orígenes para recuperar el partido. ¿Qué más da si es pactando con Dios y el Diablo, si siempre se hizo así? ¿Qué más da si es deslegitimando las Cámaras en las que no hay mayoría, si siempre fue así?

Lo importante es mantenerse en el poder con quien sea y como sea. Y que los 16 tipógrafos de Casa Labra sigan trabajando duro, para que los pobres diablos sigamos leyendo, viendo y escuchando, el maravilloso mundo que sustentan las  manos del presidente.