Opinión

Los santos inocentes

Juanma Moreno en el Parlamento Andaluz.

Juanma Moreno en el Parlamento Andaluz.

  1. Opinión
  2. Blog del suscriptor

“¡Señorito, señorito!” gritaba Paco Rabal en el papel de Azarías llamando a su amo en el cortijo. Es una escena que pertenece a la película Los santos inocentes llevada a las pantallas por Mario Camus en 1983, basándose en la gran novela de Miguel Delibes de 1981. El señorito Iván es el amo del cortijo donde trabajan Paco y su familia, incluido Azarías. Hay dos características esenciales del señorito que llaman la atención: su afición por la caza y el despotismo usado en el trato con sus empleados, este último ligado a un uso perverso del poder. Esta es una película que trata de opresores y de oprimidos. Dos mundos pueblan el latifundio, el de los amos y el de los vasallos. Los primeros son los dueños de la tierra y de todo lo que en ellas habita, incluidos los jornaleros. “Tú eres el amo de la burra”, le dice el médico al señorito Iván, después del accidente de Paco el Bajo, de la herida en la pierna que le impide acompañarle a las batidas de caza.

El pacto de las derechas con la ultraderecha española, permitirá volver a una España similar a la reflejada en el cortijo andaluz, y en muchos ámbitos de la sociedad. Se trata de los años sesenta, y aunque el Estado de Bienestar ya está bien asentado después de cuatro décadas, al menos puede involución en lo social. A los señoritos se les quiere quitar el impuesto de sucesiones, las grandes rentas a salvaguarda en sus manos; la mujer encerrada en casa, sin nada que decir, ni siquiera cuando le levantan la mano; los trabajadores en el campo trabajando de sol a sol, eso ya lo hacen, pero ahora ya sin chistar, que pueden ser expulsados. ¿Y quien trabajara el campo andaluz, me pregunto yo, en caso de que así sea? Son los “volxonaros”, hermanos de Lepen y de Orban, y del fantasma que azuza Europa, aunque en los países de democracia añeja se les aísla, de nada ha servido las advertencias de Macron al nuevo-viejo PP de Casado.

Protejamos a los toros, protejamos la caza del señorito (Iván es el de la novela de Delibes), la Semana Santa y hasta el flamenco. Olvidémonos de la mujer, surgida de la costilla de Adán, que acecha al hombre según las fake news, y datos falsos difundidos por los columnistas de la extrema derecha. También de los inmigrantes o extranjeros, no adivino la terminología ultra (¿lo es tanto un inglés como un norteafricano?). De los homosexuales y de las demás minorías. Son los santos inocentes de la Historia. “En los asuntos de los señoritos, tú, oír, ver y callar”, le dice Paco el Bajo a Nieves; “a mandar, señora marquesa, para eso estamos”, repite una y otra vez Régula. Por favor, no volvamos al pasado.